𝗩𝗶𝗼𝗹𝗲𝗻𝘁𝗼𝗺𝗲𝘁𝗿𝗼 { 𝐍𝐚𝐦𝐢 𝐱 𝐙𝐨𝐫𝐨 }

Manosear

Hoy parecía una buena noche, era una noche llena de muchas estrellas brillantes y de la luna que también brillaba, los mugiwaras actualmente estaban dormidos, menos Zoro, quien le tocaba vigilar al barco esta noche.

Nami, quien estaba en su habitación, sin poder dormir, pensaba un poco sobre la relación que tenía ahora, estaba tan frustrada que enterraba un poco sus uñas en sus rodillas intentando sacar sus frustraciones, pero solo se lastimaba más dejando unos moretones morados.

Zoro, al ver la luz de la habitación de Nami encendida, se levanta de la silla y se acerca hasta la habitación, no toco la puerta y simplemente entro viendo a Nami, su pareja.

— ¿Qué es lo que estás haciendo?

Mira como Nami tenía sus uñas enterrada en sus piernas y viendo que estaba sentada en la cama, Nami solo miro y suspiro.

— No es nada.. solo.. estaba pensando.

Admitió ella, pero estaba mintiendo un poco en esa frase.

— ¿Tanto que estás tú misma lastimándote?

Nami al mirar sus piernas con algo de moretones, suspiró y volvió a mirarlo.

— No es nada..

Nami hablo con algo de cansancio, al ver que Zoro se acercaba sintió algo de miedo al inicio pero le dejó un espacio en su cama.

— ¿Quieres que te ayude?

Eso le sorprendió a Nami, ya que fue una respuesta inesperada, al ver que él estaba dispuesto a ayudarla, pensó que era algo que no hacía nada malo y que no le afectaba, así que lo miró y habló.

— ¿Cómo vas a ayudarme?

Hablo confundida, puso sus manos sobre sus muslos mirándolo con confusión, Zoro solo la miró y sonrió con algo de malicia.

— Tranquila, vas a sentirte bien.

Las fuertes manos de Zoro se acercaron a el cuerpo de Nami tocando sus pechos, luego bajando a sus curvas.

— ¿Qué estás haciendo?..

Preguntó confundida, intentó detener las manos de zoro pero él era más fuerte que ella.

— Déjate llevar, aunque sea por un pequeño rato.

Las manos de Zoro subían y bajaban lentamente, Nami se sonrojaba de los nervios y intentaba detenerlo.

— ¡Oye para! E-esto no me gusta.

Admitió Nami con vergüenza, esta sensación la hacía sentir mal, puso sus manos entre las de Zoro.

El espadachín solo ignoraba a la navegante, siguió pasando sus manos por sus curvas subiendo un poco su camisa y tocando su estómago.

—  No deberías ponerte nerviosa, soy tu novio, ¿no?

Nami estaba nerviosa y al borde de sollozar, mordiendo su labio para evitar un llanto.

— Detente ya, Porfavor.

Suplico Nami, con algo de asco y miedo, minutos después él se había detenido y se había ido con aquella sonrisa engreída.

Nami sentía asco de su cuerpo, toco las zonas donde el toco, sintiéndose asqueada y sucia, sus ojos se llenaron de lágrimas y mordió su labio para evitar llorar.