2

40 4 0
                                    

Sierra Nevada, España.

Matías

Habían pasado ya dos meses de ensayos cuando por fin nos trajeron a España para poder empezar a grabar la película, no sabía cómo era que no me habían echado a este punto, pero por más que intentaba salir de hoyo en el que estaba no sabía que hacer.

Fumaba un cigarro mientras veía como les tomaban fotos a los chicos en la montaña, hacía un frío de mierda y el vestuario no ayudaba en nada.

Mis ojos estaban pegados a la fotógrafa que le había gritado el otro día, mi subconsciente me decía que lo correcto era disculparme, pero las palabras no salían de mi boca.

— Hey Mati, ¿Tienes uno para mí? —Saqué otro cigarrillo y se lo di a Enzo.

Nos quedamos en silencio por unos minutos, exhalando el humo de nuestros pulmones y dejando que la nieve cayera en nuestro rostro. Enzo era mi mejor amigo por esto, nos sentíamos cómodos con el silencio.

— Es bonita — dijo Enzo cuando vio en la dirección en la que mi mirada estaba fija — También saca buenas fotos.

— ¿Y?

— Siempre la miras, en los ensayos cada vez que decías tus líneas la buscabas con la mirada.

No sabía con exactitud a qué se refería, simplemente quería sacarme la culpa por gritarle, aúnque no sabía por qué.

— ¡Matías, vení acá! — Grito Nathalia desde lo lejos y corrí en su dirección.

Estaba con esa chica y nuestras miradas chocaron, pude sentir como el aire helado recorría mi columna vertebral.

No me miraba con pena o comprensión como todos los demás hacían usualmente, su mirada era de fastidio, y eso hizo que mis ganas de disculparme se redujeran a nada en un segundo.

— Romi tiene que sacarte fotos para el documental de la película.

— De hecho preferiría que me las sacaras vos.

— Que te jodan — Romi río con una cara de incredulidad y comenzó a guardar sus cosas.

— No te vayas Romi — Nathalia se giró hacia mi con una cara seria y me hizo a un lado — Todo mundo acá te ama y es por eso que han sido pacientes y amables, pero si sigues así te van a echar, ¿Entendés?

Desvíe la mirada, no era algo que no supiera ya. Pero no sabía cómo traer de vuelta el fantasma de lo que era y menos explicárselo a alguien que me veía con la esperanza de que podría hacerlo.

— Dale, lo hago.

Natalia asintió y camino hacia la parte baja de la montaña dónde estaban los demás.

— Siéntate ahí.

Pronto descubrí que Romi era alguien decidida, y pobre del que se metiera en medio. Me convencí a mi mismo que la obediencia por acabar pronto las fotos y no porque me daba miedo la forma en cómo me miraba.

— Tampoco tienes que hablarme así — dije sentándome en la roca que me señaló.

— Es horrible cuando la gente te habla como un idiota arrogante sin razón, ¿No?.

Auch.

— Listo, puedes irte.

Comenzó a morder sus uñas mientras miraba las fotos, tenía que recuperar un poco de control en esto, no podía darle la satisfacción de tenerme de esta manera.

Me paré y le quite la cámara de las manos, era alguien pequeña y con sólo subir un poco mis brazos tuvo la cámara fuera de su alcance.

— ¿Qué te pasa? Devuélveme eso — dijo dando saltitos para tomar la cámara y no pude evitar sonreír por lo tonta que se veía.

Me quemo por ti ❤️‍🔥|| Matías RecaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora