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Romi.

Enzo había presentado un interés genuino en mi forma de tomar fotografías, me contó que siempre fue algo que le interesó pero nunca llegó a aterrizar.

Había pasado de tomar fotos en cámara digital, a ir una vez por semana a revelar mis fotos en un cuarto oscuro en el centro. Nathalia me advirtió que no podían costearlo y que dejara de hacerlo, pero no me importaba pagarlas con tal de que salieran bien.

Saque el sobre con las fotos y las extendí sobre la mesa para que Enzo pudiera verlas.

Enzo era un hombre callado y reservado, más de una vez me quedé con la intriga de saber en qué pensaba cuando miraba hacía la nada. Pero a pesar de su lejanía constante, era alguien a quien le podrías confiar tu vida, él daría todo por sus amigos.

— Son excelentes.

— ¿Tú crees? En unas semanas termina la primera parte del proyecto y se las debo de enseñar a Bayona antes de regresar a Argentina, estoy muy nerviosa.

— Espero que no te deje ir.

— ¿A qué te refieres?

— Nada, ¿Puedo quedarme con esta?

Me mostró una foto que le había tomado a principios del rodaje, era él con su ex novia, jamás entendí porque terminaron si se veían tan felices. Incluso la vi por ahí con un anillo y asumí que era de matrimonio, pero luego dejo de venir al set.

Asentí y desvíe la mirada de sus ojos tristes, debí quemar esa foto cuando pude.

— ¿Y puedo ver estás? — dijo señalando otro sobre.

— No son del rodaje, pero creo que te permitiré echarles un vistazo.

Si había alguien a quien le podría mostrar cosas privadas era Enzo, jamás le diría a alguien algo que le contarás. Comenzó a sacar las fotos y sonrió al pasarlas.

— Eras muy pequeña en esta.

— Tenía 5 creo.

— Este nene...

Escuchamos un ruido estruendoso seguido por muchas cosas cayendo al suelo, ambos nos espantamos y corrimos al lugar del que provenía el ruido.

Matías estaba en el suelo y tambaleaba cuando quiso pararse.

Estaba ebrio.

Enzo quiso ayudarlo pero le gritó que no lo tocara, pero nuevamente tropezó tirando unas luces de escenografía.

Lo levanté con cuidado y quise llevarlo hacía una silla antes de que hiciera más bullicio.

Pero Matías era un desastre más grande que yo.

— ¡Suéltame!

— Déjame ayudarte.

— ¿Y tú cómo vas a ayudarme? Solamente me traes problemas — Se acercó a la mesa donde teníamos las fotos y la tiró haciendo que cayeran por todos lados, luego se acercó a mí otra vez y me vió a los ojos — Intenta ayudarme cuando sepas lo que es perder a alguien.

Sus palabras hicieron que el peso en mi cuerpo aumentara y perdiera la capacidad de producir sangre a mi cuerpo, mis ojos vieron las fotos que estaban en el suelo y en el fondo pude ver una foto de mi madre riendo.

Caminé lentamente mientras todos iban directo a Matías.

Regresé al hotel en silencio y me recosté en mi cama esperando a que la sensación de vacío se fuera.

Me quemo por ti ❤️‍🔥|| Matías RecaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora