Capítulo 13

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Es increíble como en tan poco tiempo las chicas convirtieron el salón de estancia en un salón de belleza. Todas se están preparando para la cena y fiesta de esta noche. Por lo visto, es una de las tantas tradiciones que tienen cada que vienen a la cabaña. Así que cada quien tiene un trabajo asignado.

Aubrey es la estilista, América es la maquilladora y Piper es la manicurista mientras que Penélope se dedica en ir avanzando en la cena entretanto llegan los chicos de pescar. En cambio, yo solo me dedico a verlas o charlar de vez en cuando. Silas me hace compañía y ambos somos una especie de jurado que decide que estilo se les ve mejor.

─ ¿Tú no te maquillas, Cora?

─ Lo hago, pero no me gusta que se vea tan elaborado. Me voy más por lo simple.

─ ¿Nunca aprendiste a maquillarte? ─ Aubrey me sonríe como si pudiese leer a través de mí.

Tampoco hace falta ser tan directa, eh.

─ Es que... antes me maquillaba mi prima y no tenía por qué preocuparme hasta que me mudé y tuve que depender de mí. Apenas sé manejar el lápiz de ojo y el rímel.

─ ¿Por qué es tan necesario el maquillarse? Nunca entenderé eso ─ habla Silas a mi lado ─. Todas se ven bien sin ello.

─ ¡Es para resaltar nuestra belleza! ─ grita Penélope desde la cocina.

─ También depende mucho del tipo de chica, algunas te dirán que es por alguna inseguridad o por simple gusto. Algunas abusan del maquillaje como otras que saben cómo usarlo, es una respuesta muy variada.

Silas parece quedarse sin argumento por lo que solo se limita a ver como las chicas se terminan de arreglar. Aubrey me insiste en que me maquille y luego de tantos ruegos, termino aceptando. Le pido que sea lo más natural posible y ella accede. Primero me hace una rutina de cuidado de la piel como limpiarla y otras cuestiones que, si me preguntas, no sé qué cosas son, pero se siente bien.

Se toma su tiempo mientras me conversa de cualquier cosa y yo solo me limito a contestarle con monosílabos. Llega un momento donde termina de cuidarme la piel y empieza a maquillarme. Al tenerla tan cerca aprovecha a susurrarme.

─ Ya quiero que sea de noche.

─ ¿Emocionada por la cena? ─ le pregunto.

─ Sí, y también por otras cositas. Me he enterado que alguien tiene preparada una sorpresa y no puedo esperar por verla, aunque conociéndole, no querrá que nadie lo vea.

Evito hacer alguna mueca o expresión para evitar moverme tanto para no molestarla en su trabajo.

─ ¿Qué es?

La cabaña © (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora