La ventana se empieza a llenar de pequeñas gotas de lluvia, las cuales van nublando mi visión e impidiendo que pueda ver más allá de las sombras que se ocultaban en la oscuridad de la noche. En las calles de aquel desolado y desvelado lugar no se podía ver escuchar más que el suave rugido del motor y la tranquilidad de la noche inmersa en la nada.
Apoyando la cabeza contra la ventana, empecé a observar como mi vida pasaba tras un cristal, como siempre había hecho y como seguramente haría. La camioneta da un giro a la derecha y se detiene irónicamente en un semáforo rojo: no era como si alguien estuviera vagando en las calles a estas horas, pero aún así nos detuvimos mientras que con un silencio profundamente vacío contemplaba las calles que, por ahora, me eran desconocidas y que al irme simplemente olvidaría. No sabía que era lo que me esperaría al llegar, y esa era la parte que más me preocupaba por qué todo había ocurrido de manera extraña - incluso más de lo normal - y eso no era normal. Cierro los ojos tratando de relajarme, sintiendo las leves vibraciones de la camioneta bajo la sien. Solo a la simple espera de que todo terminara en cuanto llegáramos.
Normalmente no me solía preocupar en los viajes, pero esta vez todo era diferente. Por alguna desconocida e inquietante razón todo era diferente.
Fue entonces cuando lo sentí. Esa indescriptible, desconcertante e inquietante sensación de estar bajo la atenta mirada de un desconocido: alguien en las calles nos estaba vigilando desde un lugar oculto en las sombras. ¿Era una persona que de manera curiosa nos observaba o era algo más? No quería pensar en ese algo más porque eso solo significaría que lo estaban haciendo por una razón y esa razón podría albergar motivos que no sería capaz de descifrar.
Un escalofrío me recorre el cuerpo instantáneamente al tan siquiera pensarlo. Durante todo el camino que habíamos recorrido, no había visto un solo auto circulando. Ni siquiera estaba segura de que el lugar estuviera poblado, pero no podía esperar mucho considerando que ya eran casi las dos y media de la mañana.
Abro los ojos, seguimos quietos frente al semáforo. Le doy un vistazo rápido a las casas sin parecer demasiado obvia, como si me estuviera estirando después de haber dormido torcida la mitad del camino.
Y para mi sorpresa, todas las cortinas de cada una de las casas estaban cerradas del mismo modo en el que lo estaban las puertas. Ni un solo foco estaba prendido. Simplemente nada. Cada una de esas señales me tratan de convencer de lo contrario, de que afuera no hay nadie viéndonos a escondidas, que mi psicosis no es más que parte de mi paranoia y que mi paranoia no es más que parte de mi imaginación.
Pero estaba ahí, incluso más intenso que antes. Existía pese a que no lo veía, ¿cómo era eso posible?. No lo sabía, pero lo averiguaría, inclino levemente mi cuerpo hacia la izquierda, y por el espejo del retrovisor veo que detrás de nosotros no hay nada más que la lejana autopista por la que entramos hace no tanto.
Repentinamente, el semáforo cambia de color y avanzamos. Los últimos treinta segundos, que fueron una eternidad, se esfuman en el aire cuando el motor vuelve a gruñir. Ollie gira nuevamente el volante, esta vez a la izquierda, y ejerce cierta presión sobre el pedal al tratar de subir por una rampa que nos conduciría a nuestro nuevo y obsoleto hogar.
Su conversación tan despreocupada y alejada de la realidad, se había convertido en un ruido de fondo al que no me he acostumbrado. Era como si para ellos nada de lo que sucediera alrededor fuera inusual. Pero lo era, y ni siquiera se daban cuenta.
O tal vez sí y eran muy buenos ocultándolo.
No sabía porque me sorprendía, siempre era igual. Siempre y sin importar qué, terminaba yendo a la misma dirección desconocida e incierta de siempre. Pateo la lata de energizante que hace unos instantes había rodado a mis pies producto de todo el movimiento, he perdido la cuenta de cuantas latas se bebió desde que nos detuvimos a cenar en la gasolinera. La calles ahora se mueven lentas, como si el tiempo ya no les importase en lo absoluto, solo estando ahí, quietas y formando parte del paisaje al que yo muy pronto también pertenecería. Suelto un suspiro, resignándome a lo que me espera.

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MY DARK LIGHT© #PGP2024
غموض / إثارة| finalizada | - historia registrada en Safe Creative (2403197373496) completamente prohibido la reproducción total y/o parcial de esta obra sin mi consentimiento previo. Celes Wright ha vivido mudándose de un lado debido al trabajo de sus padre...