"— Luz, cariño. Ven con mamá.
Una hermosa rubia se acercaba a él con una rosa entre sus manos, esa tersa piel que no tenía ni una sola cicatriz, justo ahora tenía leves rasguños por las espinas de la rosa que traía. Él se acercó con una sonrisa mientras sostenía una pelota roja, con varios puntos de suciedad en su rostro, pero siempre con una sonrisa y siempre luciendo adorable.
— Aquí estoy, mami. — su vocecita infantil resonaba en el aire.
La rubia posee un par de zafiros como ojos, semejantes a la profundidad del mar. A veces se veían tan calmos, tan puros y algunas veces se veían tan furiosos como las tormentas en el océano, como si pudieran hundir a alguien con una mirada. Todo dependía de su humor, ella es sin duda la mejor que ha conocido.
— Luz, ¿Ves está rosa?
— Sí. — asintió — Tienes heridas y sangre en la mano.
Su frente se arrugó en un pequeño ceño fruncido mientras que sus labios también lo hacían, formando un puchero.
Ella soltó una suave y melodiosa risa. — Lo sé, Luz. ¿Sabés por qué vine a mostrarte la rosa?
Luzbel ladeó el rostro.
— ¿Por qué es bonita? — sonrió, ingenuo.
— En parte, pero. ¿Qué fué lo primero que viste? — ella le mostró nuevamente la rosa.
Luzbel acunó sus manos delicadas con manchas de sangre, observando con cuidado sus heridas para luego ver la rosa. Era bonita, sin duda. Ese color tan llamativo la hacía bella, la belleza es exótica.
Luzbel miró a su madre nuevamente. — Su belleza.
Ella asintió con una sonrisa.
— La rosa ha sido usada para palabras que pueden interpretarse de dos maneras, querido Luz. — besó la nariz del menor — Una de ellas es: Si te gusta la rosa, debes amar sus espinas. ¿Qué piensas de eso?
Luzbel miró a su madre con interés, ella se veía tan bonita hablando que realmente no escuchó lo que había dicho.
— Creo que no tiene sentido. — confesó — La rosa por defecto trae espinas mami, sus espinas no pueden ser solo sus malos rasgos. — se llevó el dedo índice al mentón, pensando.
La rubia sonrió y se acercó más a su hijo.
— ¿Puedes decirle a mamá por qué?
Luzbel asintió. — También podrían ser heridas, como las tuyas, mami. Las espinas pudieron ser heridas profundas que cicatrizaron y florecieron de mala forma. — tomó las manos de su madre — Debes amar a la rosa, pero debes saber cómo tratar con cada espina. Solo son miedos que salieron a flote y pinchan para cualquiera que intente tomarla y lastimarla de nuevo.
La rubia sonreía en todo momento, admirando a su pequeño hijo.
— ¿Podrías decirle un poco más a esta madre, querido Luz?
Luzbel asintió.
— Sí de verdad amas a la rosa mami, primero conoce la razón de cada espina. Comprende que la causó y que es lo que hace peligroso, las espinas están ahí por seguridad, no por ser parte de su belleza. — susurró, besando las manos de su mami — La belleza trae espinas, porque la belleza también tiene miedos.
— Mi querido Luzbel es un amor, con cinco años eres tan poético. Estoy segura que lograrás encontrar un alfa que te ame, que te cuide y que te brinde la seguridad que yo y tu hermano te brindamos. — lo acunó en sus brazos — No olvides que mamá te ama."
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Consolando al Rey [RadioApple]
FanfictionPrecuela de: Un Omega en Manhattan. Lucifer tiene episodios de panico cada madrugada, donde lo unico que puede reconocer es a Alastor y a su hija... Donde sus viejas memorias son lo que lo confortan con todo lo que sucede después de haber matado a L...