Lucifer había estado preparando muchas cosas los últimos dos días, tenía planeado darle una sorpresa a su buen amigo el ciervo amargado qué, por cierto; había estado un poco distante. Aunque eso ya no era de extrañar para el soberano, sabía que el ciervo se ponía reacio luego de hacer bromas sucias sin descaro alguno; lo extraño sería que él no se pusiera de esa forma. Esa mañana era como cualquier otra, Lucifer buscaba el alma del demonio de la radio por los confines del infierno pero no pudo encontrar ni una sola de sus astas. Y cuando se estaba dando por vencido, pudo verlo a lo lejos, charlando con su amiga la caníbal con sonrisas por todos lados. Se quedó observando a una distancia prudente hasta que ambos se fueron por su lado y el ciervo emprendió su viaje de nuevo al hotel; entonces el omega rubio vio su momento para ir al ataque.
Deslizándose por los aires. Observando cómo el demonio caminaba lentamente por la calle, sonriendo como siempre hace a la vez que tarareaba una melodía animada; sus alas aleteando lentamente, sonriendo mientras veía al ciervo. El rey tiene un extraño enamoramiento con este pecador, sus ojos no pueden dejar de verlo; su nariz no deja de desear aquel aroma que pocas veces percibía pero que a veces el otro dejaba fluir para satisfacer su curiosidad. Lucifer bajó cuando el ciervo finalmente llegó a la entrada del hotel, ese momento era el perfecto para atacar.
— Pecador. — llamó.
Alastor, sin molestarse. Se dió la media vuelta, sonriendo a la vez que sus ojos se encontraban con los del soberano; en ese momento, ambos se quedaron sin palabras y se vieron minutos eternos.
El alfa pelirrojo carraspeó.
— Ejem... ¿Necesita algo, Su Majestad?
Lucifer reaccionó finalmente. — Sí, quiero decirte algo.
Observó como el alfa arqueaba una ceja mientras seguía con su sonrisa tétrica.
— ¿Podría decírmelo ahora? Tengo cosas que hacer.
— ¿Puedes venir a mi habitación? Será más cómodo para ambos, ya que podría sorprenderte.
El ciervo soltó una pequeña risita, sarcástico.
— Alteza, nada de lo que usted diga va a sorprenderme.
Lucifer alzó una ceja. — ¿Cómo estás tan seguro?
— Porque...
— ¡Papá! ¡Alastor! — la voz alegre de Charlotte los hizo ver hacia la izquierda, dónde venía una rubia bonita con una gran sonrisa en el rostro. ¿Acaso ocurrió algo bueno?
Lucifer se acercó para recibirla, dándole un abrazo y un beso en la mejilla, dejando que sus feromonas la envuelvan.
— ¿Sucede algo, pastelito?
Ella asintió. — ¿Y qué podría ser eso, querida? — Alastor se acercó a los dos y se paró al lado derecho del rey.
Charlie sonrió más cuando recordó el motivo por el que ella había venido con tanta velocidad, concentró su completa atención en su padre y tomó sus manos. Totalmente llena de felicidad, se veía tan feliz.
Lucifer ladeó el rostro, confundido.
— Mamá volvió. — abrazó a su padre.
Alastor apretó los labios cuando la princesa dijo eso, sintió algo extraño cuando sus ojos se encontraron con los del rey.
Lucifer no tenía una expresión demasiado feliz que digamos, se veía más como si hubiera recibido una mala noticia, una muy mala de hecho.
— ¿Dónde está? — preguntó después de tres minutos en silencio.
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Consolando al Rey [RadioApple]
FanfictionPrecuela de: Un Omega en Manhattan. Lucifer tiene episodios de panico cada madrugada, donde lo unico que puede reconocer es a Alastor y a su hija... Donde sus viejas memorias son lo que lo confortan con todo lo que sucede después de haber matado a L...