En la penumbra de la madrugada, el silencio se adueñaba de la hacienda.
Mariana, se retiró de todos. Quería estar sola, tenía el corazón acelerado y la respiración entrecortada, se acostó en la cama de la habitación que tenía que haber compartido con su primo. Las lágrimas caían sin control, pero no parecían aliviar la angustia. Solo quedaba el silencio, el silencio insoportable de una vida que ya no estaba allí. El aroma de la muerte comenzaba a invadir el aire.
Todo era abrumador, un golpe invisible pero brutal que le quitó el aliento. El cuerpo de su primo, tirado sin vida, le rompió el alma en mil pedazos. No fue solo su primo, era su compañero de travesuras, su cómplice en las aventuras de la infancia, aquel que siempre la hacía reír con sus bromas y le ofrecía consuelo cuando el mundo se volvía demasiado cruel. Juntos habían creado un refugio de recuerdos, un espacio donde la luz de su infancia seguía brillando, intacta, en sus corazones.
Ahora, todo eso se sentía tan distante, como si esos momentos felices hubieran sido arrancados violentamente de su interior. Recordaba sus charlas nocturnas de cuando tenían 18, cuando él le hablaba de sus sueños de ser actor y director de cine, mientras ella lo escuchaba con admiración. Pero ahora, toda esa vida que habían compartido se había desvanecido en un instante. Sentía un vacío que era insoportable. El mundo, de repente, se sentía más frío, más oscuro. Todo lo que era Pato: su risa, sus abrazos, su forma de iluminar cada habitación en la que entraba, se había apagado. Le había defraudado y falló en su investigación.
En el jardín de amapolas, el cuerpo de Pato yacía entre la tierra y las flores, su piel pálida y cuello sin cabeza. Axel, desde adentro de la hacienda, con la cámara en mano, capturó la escena con frialdad, mientras sus ojos reflejaban la tragedia y la culpa. La evidencia que tomaba era crucial, pero el peso emocional era inmenso. Probablemente eran las 4 a.m. Nadie podía dormir. Ni siquiera Julieta.
Mariana escuchó la voz confundida de Julieta, acababa de descubrir el cadáver de Pato.
La tristeza y la confusión se mezclaron con una oleada de furia que comenzó a consumirla. Sin pensarlo, Mariana se levantó con una rapidez casi animal, sus ojos desbordados de lágrimas, pero llenos de una rabia primitiva. Cada fibra de su ser clamaba por una explicación, por una culpable. Fue veloz a enfrentarla hasta el jardín.
Julieta no tuvo tiempo de reaccionar antes de que Mariana se abalanzara sobre ella. Las manos de Mariana la golpearon con fuerza, como si su dolor se tradujera en cada golpe que asestaba. Julieta trataba de defenderse, pero la furia de Mariana era imparable. La tristeza que la había consumido solo minutos antes se había transformado en una necesidad desesperada de justicia, aunque estuviera equivocada.
Javi y Gio, corrieron al sonido de la pelea, tomaron las dos mujeres y lograron separarlas. Mariana, con el rostro rojo y las manos temblorosas, gritaba:
—¡Julieta es la asesina! Te voy a llevar a la cárcel, —le gritó entre sollozos. — Voy a contarle a todos los medios lo que has hecho. ¿Entiendes? ¡Todo el mundo sabrá quién eres realmente!
Julieta, respirando con dificultad, intentaba hablar, pero la mirada de Mariana la silenciaba. Axel, serio, tomó a Julieta del brazo y la llevó al sótano sin decir una palabra. Pasaron por la cocina, a lado del gran refrigerador y Axel abrió la puerta del sótano.
Ahí junto al cuerpo sin cabeza de la prostituta, Axel amarró a Julieta golpeada y desorientada. Ahora, ella no tenía otra opción más que esperar. Antes de que Axel se fuera, ella le pidió que le diera un cigarro en lo que Mariana se relajaba.
Ahí sola, contempló el cuerpo sin cabeza. Apestaba, pero sobre la sabana manchada de sangre, pudo ver unas pequeñas flores de Amapolas saliendo.
Axel, buscando respuestas y tratando de mantener la calma, fue a interrogar a Gio en el gran salón. El pintor estaba sentado con los brazos caídos, un vaso con tequila, con lágrimas secas y con la mirada cansada. Al ver a Axel con su cámara, no pudo ocultarlo más. Sabía que el momento había llegado.
ESTÁS LEYENDO
Cadáver en las amapolas
Mystery / ThrillerA la mañana siguiente de una fiesta en una hacienda lujosa de Jalisco, México, un grupo de jovenes son testigos del cadáver de una misteriosa mujer que fue dejada en el gran jardín de amapolas. La ama de llaves les advirtió de una aterradora leyend...