Capítulo final: La montaña

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Unos años después de la derrota de Muzan, en alguna montaña:

- No se supone que eres el rey de la montaña. - La señorita ofuscada parecía no estar dispuesta a dar un paso más, no hasta que al menos pudieran verificar la dirección que seguían - Explícame qué clase de rey es capaz de perderse en sus dominios. -

- ¡No me grites! - Pese al desigual trayecto que iban recorriendo ya hace algunas horas, Inosuke parecía conservar bien su confianza inicial, de alguna manera regresar a ese lugar luego de un largo viaje en tren no lo había cansado en absoluto. - Muchas cosas cambiaron desde la última vez que estuve por aquí. -

- Debimos aceptar la propuesta de Tanjiro de irnos a vivir en la casa de su familia. - Rendida, Aoi se recostó sobre una roca, dejando parte del equipaje que cargaba con resignación, contemplando internamente la serie de decisiones que la habían llevado a tal predicamento.

- ¿Ya te arrepentiste? - Inosuke husmeaba por el suelo y por los alrededores, como si de un sabueso siguiendo una pista se tratara, con esa máscara y con sus movimientos tan poco ortodoxos cualquier extraño podría confundir al muchacho con una nueva especie de animal salvaje, tal vez por ello aquella montaña se encontraba carente de otra persona, fuera de ellos dos.

- No, no puedo hacerlo. - Aoi resopló, era como una contestación para sí misma, resignando cualquier otro tipo de posibilidad - Después de todo tú quisiste regresar a tu montaña, y me pediste que te acompañara - ¿O ya se te olvido? -

- No creí que ibas a aceptar. - Desde el cese de la marcha, Inosuke intentó trepar uno de aquellos árboles que los rodeaban, con la intención de vislumbrar alguna señal que lo ayude a determinar con precisión por donde seguir su marcha.

- Por supuesto que iba a aceptar, no quería que el resto se preocupara por ti si te quedabas completamente solo. - El fastidio casi rebela las intenciones de la joven, no es que fueran ocultas para Inosuke, pero eso no evitaba que ella aún sintiera la incomodidad de repetir esas palabras en voz alta. - Y bueno, además de eso ... -

- ¿Qué? - Como el muchacho se encontraba ya a altura considerable, ambos empezaron a comunicarse a los gritos, alborotando algunas aves que asustadas emprendían vuelo.

- ¡Tampoco podría quedarme tranquila después de saber lo tonto que eres a veces! - Aoi contraía sus brazos tratando de protegerse en contra del frío que el viento de la tarde comenzaba a instaurar.

El muchacho enmascarado, tan pronto hubo saciada su curiosidad salto descuidadamente de entre las ramas del árbol, provocando en Aio pequeños sobresaltos que ella misma se obligaba a disimular, sabía que el joven era bastante ágil como para caerse por algún descuido o que, si en caso eso llegara a pasar, probablemente no tuviera nada más que algunos rasguños, pero eso no evito que su corazón se acelerara o detuviese con cada salto temerario.

- ¡No soy ningún tonto! - Se apresuró a aclarar una vez la tuvo a su alcance.

- ¡Lo dices mientras aún no eres capaz de saber dónde dirigirnos! -

- Claro que sé dónde estamos. - Inosuke se señaló a sí mismo aprovechando la oportunidad de presumir saber algo que la joven desconocía, desde hace algún tiempo había disfrutado exclusivamente de molestar a la joven, volviéndose su principal fuente de diversión desde que la organización de Cazadores se disolvió - El gran Inosuke solo trata de encontrar un atajo. -

- ¿Un atajo para exactamente qué? - La incredulidad de sus palabras, no eran más que un gesto reaccionario ante la actitud del joven, en lugar de dudar realmente en aquello que decía, Inosuke podía ser presumido, pero no solía decir las cosas en vano, era algo que Aoi sabía bien.

Instinto Irracional (InoAoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora