Narra Adilah.
Al día siguiente tenía que reunirme con Lexi en las cocinas. Quería hacer lotes de prueba de algunos de los postres que estábamos considerando para ayudarnos a decidir. Estaba bastante segura de que solo quería comer, pero no iba a discutir con una mujer embarazada, sobre todo cuando iba ha hacer pastelería fresca. Por desgracia, estaba agotada. Adonis se había quedado dormido en cuanto su cabeza tocó la almohada, pero yo había dormido a duras penas. Mis preocupaciones no me dejaban en paz, ni siquiera el olor de mi compañero había sido suficiente para calmarme. Una de las sirvientas me había traído café, que bebí mientras me apresuraba a reunirme con Lexi. Llevaba ya veinte minutos de retraso, pero, con suerte, no se enfadaría demasiado. Un fuerte golpeteo me recibió al abrir las puertas de la cocina. Lexi estaba machacando la mantequilla con un rodillo. Supongo que decidió empezar sin mí. Me olió a mitad del golpe, dándole a la mantequilla un golpe particularmente firme.
- ¡Hola, dormilona!- dijo alegremente, apoyando el rodillo en su hombro.- ¿Una noche ocupada?
- Ojalá. Solo he dormido mal- me bebí el último café, tiré la taza y me arremangué.- Dame un delantal y ponme a trabajar.
- Oye, ¿quién es la Reina por aquí? No quiero meterme en problemas.- se rió y me lanzó un delantal.
- Cuando estamos en la cocina, eres tú- me puse el delantal y me lo até a la espalda, sonriéndole burlonamente-. A menos que mi madre esté aquí.
- No puedo discutir eso. Todavía estoy pensando en el pollo tandori de la boda.- se lamió los labios mientras empezaba a introducir la mantequilla en la masa.
- No hables más de comida, no he desayunado.- mi estómago rugió.
- Entonces, ¿qué tal si sacas el hojaldre de la nevera y empiezas a extenderlo? Podemos hacer una tanda de tartas de mango y matar dos pájaros de un tiro.
- ¿Cómo es que algunos de los pasteles ya están hechos? No llegué tan tarde.- eso sonaba increíble. Ya se me hacía la boca agua.
- Me he levantado temprano- se frotó el estómago-. Alguien estaba dando volteretas a las cinco de la mañana.
- Cielos, pensé que no empezaban a causar problemas hasta que nacían.- cogí la masa del congelador y algunos mangos del mostrador.
- No, ya es bastante peleón. Va a ser un manojo de nervios.- tenía una sonrisa de felicidad en su rostro mientras enrollaba pasteles.
- Tú y Gabe lo vais a hacer muy bien.
- Lo sé. Ya es un gran padre, le lee al bebé todas las noches aunque ni siquiera haya nacido.- su rostro se iluminó al mencionar a su compañero.
Corté os mangos y rellené el hojaldre, contenta por algo familiar y fácil de enfocar. Unté los bordes con huevo, espolvoreé los mangos con azúcar y especias y los metí en el horno durante treinta minutos. Me comí tres, sin importarme que me quemara la lengua.
- Hoy estás muy callada.- dijo Lexi, mientras yo trabajaba en la siguiente tanda de pasteles: unas sabrosas palmeras de curry.
- Solo tengo muchas cosas en la cabeza. Toneladas que hacer para el Baile, todavía.- me encogí de hombros.
- ¿Sigues preocupada por esa predicción?- me dirigió una mirada cómplice.
- ¡Claro que sí! No es que el palacio nunca haya sido atacado, sabes.- cogí un puñado de cordero al curry y lo extendí sobre la masa. ¿Cómo es que Lexi no estaba preocupada?
- Sí, pero los guardias están entrenando día y noche. Son los mejores luchadores del reino.- puso sus bocadillos de dátiles en el horno.
- Eso no significa que no puedan ser derrotados, o pasados a hurtadillas. Se podrían tomar rehenes, ¿y luego qué?- le hice un agujero a la masa y tuve que parcharlo.
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Reina de los Licántropos. (Libro 3)
LobisomemAhora que ya has entendido la historia de Damien y Elodie, es el momento de retomar la de Adonis y Adilah. Ahora están felizmente emparejados como Rey y Reina de los licántropos, pero su viaje al altar no fue nada fácil. Esta es la verdadera histori...