Capítulo 8

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Esperaba a que Caleb llegara del lugar el asesinato, habíamos quedado en su casa y yo había llegado bastante antes de lo previsto. Aún seguía sin asimilar lo de la chica de la playa, al principio pensaba que eran alucinaciones por haberme levantado tan temprano, también barajaba la posibilidad de que con la oscuridad de la noche ella hubiera salido y yo no la hubiera visto porque si había desaparecido en el agua no entendía cómo habían desaparecido sus cosas también. Lo que más me desconcertaba era haberla visto en la feria y luego al girarme que hubiera desaparecido, seguramente estaba volviéndome loco y no quería aceptarlo.

Caleb llegó unos minutos más tarde y al pasar por mi lado no dijo nada, abrió la puerta de su casa y me dijo que entrara y fuera al salón. Hice lo que me dijo y al poco tiempo volvió con algo de beber para los dos. Se sentó en el sofá de al lado y me miró fijamente, seguramente estaba pensando en una forma de decirme lo que iba a decir. Seguía sin decirme nada por lo que decidí intentar entablar conversación y ya si eso luego hablaríamos de lo que él quería.

-¿Sabes algo de Nirvana? La he llamado unas 20 veces y no me coge el teléfono. -Pregunté serio.

-No.

-¿Vas a hablar con monosílabos?

-No.- Respondió sin pizca de gracia.

-Ya veo...

-Quiero que me digas que hacías paseando por las calles, yendo a la playa la misma noche y a la misma hora en la que muere una chica del pueblo.

-Oh, que es por eso. Bueno, me desperté en mitad de la noche por una pesadilla y no pude volver a conciliar el sueño. Decidí ir a correr y luego me acerqué a la playa para despejarme un poco, no llevo una buena semana.

-¿Por qué decidiste coger un camino poco transitado en lugar de ir por el camino de siempre y el más fácil para llegar a la playa?

-Era el más cercano a donde me encontraba, además, ¿qué tiene de malo? No he cometido ningún crimen.

-Eso ya lo sé, estoy intentando unir cabos por si alguien quiere implicarte. Créeme cuando te digo que no estás en buena posición y que si alguien más se da cuenta de las coincidencias que yo no he pasado por alto estarás en problemas.

-Está bien saberlo para futuras ocasiones. -Salí de su casa sin esperar a que me respondiera, no me podía creer que si quiera se hubiera parado a pensar en eso. Tendría que tener cuidado con las cosas que hacía.

(...)

Narra el asesino

Llevaba semanas en busca de mi primera víctima, observando los horarios de mi víctima, conocía su nombre, su edad, su trabajo, la matrícula de su coche, lo sabía todo sobre ella. A partir de mitad de la noche nunca salía de casa hasta las 8:30 de la mañana, la hora en la que se iba a trabajar. A esa hora siempre entraba a jugar con su perro, yo ya lo tenía más que adiestrado. Ahora cuando entraba en su casa no me ladraba, se acercaba a mí en busca de las golosinas que siempre le llevaba. Eran las once de la noche del 28 de Junio, me acerqué a su puerta y toqué. Ella apareció tras la puerta, tan preciosa como siempre. Le pedí que me dejara llamar a la grúa porque mi coche se había estropeado, me invitó a pasar, muy amable por cierto, me acompañó hasta el salón y me ofreció algo de beber. Cuando volvía de la cocina no pudo llevarme el agua que le había pedido. Estaba inconsciente, la subí en brazos hasta su cuarto, la dejé tumbada sobre la cama y la até de brazos y piernas de una forma simple. Me senté en una silla en la esquina, desde allí podía observarla. Tenía un cuerpo y una cara dignos de una diosa, era una pena que no le fueran a servir de mucho. A los pocos minutos comenzó a salir del estado de inconsciencia, seguía adormecida, con la gran cantidad de calmantes que le había inyectado era normal que lo estuviera. Coloqué la cámara en la esquina de la habitación, quería grabarlo todo para poder disfrutar una y otra vez al ver el vídeo. Me acerqué a ella, acaricié todas y cada una de las partes de su cuerpo lentamente. Ya había decidido qué me llevaría de recuerdo. Rapé todo el pelo de su cabeza y lo puse bajo su almohada, quité su ropa, la doblé y la coloqué sobre la mesita que estaba a la izquierda de la cama. Corté sus uñas y pinté de rojo sus labios, debía estar perfecta. Hice un profundo corte alrededor de su cuello, profundo pero fino al igual que el brillo de sus ojos. Cogí las lentillas azules que llevaba conmigo y las coloqué sobre sus ojos. Ahora sí que era perfecta, tan sólo me faltaba coger un recuerdo. La foto que reposaba sobre la mesilla de noche, era ella en la montaña con una mochila de acampada. Casi lo olvidaba, faltaba mi firma... Su nombre y la fecha de su muerte escritos en la pared con su sangre. Úrsula Darwin estaba muerta, había sido una buena noche y eso era indiscutible.

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Hola hola hola, espero que les haya gustado el capítulo.

Al final ha resultado ser un más macabro de lo que imaginaba el asesino. Quiero decir que el asesino he intentado inventarmelo totalmente y que espero que no haya ningún parecido con otro asesino.

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