Capítulo XI

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Kallias

Una vez listos, Kamari, Archer y yo nos dirigimos a la discoteca. La música retumba mientras las luces parpadean, creando un ambiente vibrante y electrizante. Sin embargo, la energía festiva se ve empañada cuando visualizo a Kendra venir hacia mí y no quiero lidiar con las complicaciones que ella trae consigo, así que mejor me escapo.

—Chicos, cubridme, ahí está Kendra y con alcohol en su sistema es más peligrosa que un recuerdo de Facebook.

Ellos asienten, mientras yo me pierdo entre la multitud.

De repente, choco con Maliah, quien baila con gracia junto a Itzel y Ciro. Siento una chispa de alivio y diversión al verla y al momento de nuestras miradas encontrarse, ella se acerca a bailar.

—Vaya, vaya... ¿una damisela perdida en estos oscuros parajes? Parece que he tomado la costumbre de estar en lugares donde las niñas bien como tú no suelen aventurarse.

—Deja el sarcasmo, guardián de la oscuridad.

—Pensé que no vendrías ya que las chicas buenas como tú no deberían estar en lugares como este.

—Oh, lo siento, ¿debería haber traído mi libro de poesía para estar más cómoda?
Antes de que pueda replicar, la canción "Contigo" de Karol G comienza a sonar y Maliah se acerca más a mí con entusiasmo.

—¡Me encanta esta canción! ¡Tengo que bailarla! Mueve tus piernas de palillos conmigo.

Ella empieza a moverse al ritmo de la música, sus movimientos sincronizados y llenos de energía. La pista de baile se convierte en su propio pequeño mundo, ella se gira con gracia, sus ojos brillan con diversión mientras me desafía con su mirada juguetona. Le respondo dejándome llevar por el ritmo de la canción, no puedo negar que me siento atraído por ella desde el momento que la conocí, y lo que más me agradó fue su forma espontánea de referirse a mí. Me siento libre por un instante de las preocupaciones que me acosan. La música frenética y la sonrisa cómplice de Maliah me transportan a un espacio de despreocupación y ligereza, algo que anhelaba desesperadamente.

Siento que la multitud que hay alrededor de nosotros desaparece, dejándonos inmersos en nuestro baile, mientras intercambiamos sonrisas y gestos cómplices.

Sin embargo, nuestro baile es interrumpido cuando Kendra se abre paso entre la multitud.

—¡Fuera de mi camino! — escucho como le dice a Maliah, mientras ella y sus amigas la empujan bruscamente derribándola al piso.

Siento una oleada de frustración y molestia, pero antes de dirigirme a Kendra, levanto a Maliah que al parecer se lastimó una muñeca.

—¿Estás bien? Lo siento, Kendra a veces...

—No te preocupes, estoy bien. —me interrumpe con molestia.

Kendra se me acerca con una mirada desafiante, pero la enfrento con determinación.

—¿Qué te pasa, Kendra? ¿Falta de atención?

—No permitiré que me cambies por una becada. —dice furiosa. —Tú y yo...

Me río irónicamente.

Nos vemos en Saturno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora