Capítulo II

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Maliah

La cabeza me duele horrible al despertar, estoy en la habitación de Caroline, la cual no está. Llevo un camisón color lila de Hello Kitty que en definitiva yo no me pondría en un estado perfecto de razonamiento. Trato de buscar mi celular en la mesa de noche junto a mí, pero no está. Siento un hedor horrible y al revisarme descubro que soy yo, huelo a vómito, así que decido darme una ducha y buscar mi ropa de emergencia que dejo aquí para casos como este. Después de ducharme y ponerme una ropa decente, salgo en busca de algo de comida, ya que mi estomago ruge, sobre todo en busca de mi celular.

—Buenos días dormilona. —dice tía Karen al encontrármela en el pasillo de las habitaciones, ella es la hermana mayor de mi padre y madre de Caroline.

—Buenos días.

Al acercarme a la isla de la cocina veo a Caroline mirar el desayuno con desagrado mientras se toca el estómago.

Marie, la encargada de los quehaceres de la casa, me prepara un revoltillo de huevo con pan tostado y salchichas, junto con un zumo de naranja y una pastilla que imagino es para la resaca. Ella ya conoce nuestras andanzas, soy su consentida cuando estoy de visita.

Cuando nos quedamos solas en la cocina, Caroline me mira con cara de detective que hará un interrogatorio.

—¿Qué pasa? —inquiero, mientras mis tripas se están peleando por la comida que estoy ingiriendo.

—Lo mismo me pregunto, primita, acabaste con una botella completa de vodka y después de eso no paraste de decir incoherencias.

— ¿Incoherencias? —cuestiono. —Por cierto, tuve un sueño raro donde mi celular se había vuelto loco mandando emojis de corazones y en donde también le escribía a Kai, un mensaje cargado de amor, pero lo peor de todo, es que toda esa declaratoria se la escribí a otro chico, fue un sueño muy raro. ¿Has visto mi celular? Lo busqué y no lo encuentro.

No recuerdo nada, solo que estaba depresiva y tomé un poco de vodka, no una botella como dice Caroline.

—Aquí está tu celular, aunque... pensándolo bien, tu sueño puede ser real. Anoche no parabas de balbucear que le declaraste tu amor a Kai, desde entonces no te han parado de llegar notificaciones.

—Caroline, déjate de bromas pesadas, me duele bastante la cabeza para esos juegos, mejor cuéntame la versión real de lo que pasó anoche, no recuerdo nada.

—Si quieres, puedo contarte lo detalles de lo que hice anoche mientras estabas desaparecida —dice riendo y yo prefiero negar rápidamente. —Lo mejor es que revises tu celular.

No sé porque siento miedo de revisar mi celular. Desayunamos lo que resta en silencio, la curiosidad me carcome y decido descubrir que fue lo que paso anoche. Al tomar mi celular veo que tengo varias notificaciones de mensajes en Instagram, a pesar de que mi celular está presentando problemas en el touch y tiene unos pequeños retazos en la mitad de la pantalla. Se me acelera el corazón al instante, ya que no hablo con nadie por mensajería de esta red social. Con solo pensar que sea cierto que le escribí a Kai, siento como el susto se materializa y me respira en la nuca, de todos modos, le doy clic al icono de los mensajes, para mí mala suerte, veo que hay varios chicos que me han escrito, me parece muy extraño, así que los abro uno por uno viendo que la que empezó fui yo, al mandarle emojis de corazones a cada uno, me parece muy extraño y sigo revisando hasta el fondo hasta encontrar un mensaje de un chico que no conozco. Y en definitiva no le escribí un mensaje a Kai, lo que me hace respirar tranquila por unos breves segundos, hasta abrir el mensaje extraño.

—Kallias Meyers, es el chico que stalkeamos ayer, ¿cierto?

—Sí, eso creo —dice Caroline. ¿Qué pasa con él?

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