Eres la hermana de Reo, su dulce e inocente hermanita a la que apenas le separan un año, y nagi seishiro es su mejor amigo. Nada mas que decir, con eso ya te das cuenta de las cosas.
Conocías muy bien la relación entre tu hermano mayor y su mejor amigo, Nagi.
Eran inseparables, Nagi esto, Nagi lo otro. Empezaba a ser fastidioso, pero no te quejabas en absoluto. Ustedes tres jugaban y se divertían cada vez que Reo traía a Nagi a casa, pero, nunca estabas sola con él, nunca. Reo nunca los dejó a solas.
Los momentos que recuerdas que Nagi estuvo contigo, jugando videojuegos con las consolas —que claramente reo las compro para él cada vez que venia a casa— o durmiendo, mientras reo justificaba lo malcriado que lo tenía.
Recuerdas la primera vez que Nagi llegó a casa, sabía de tu existencia gracias a Reo y unas fotos en su celular mostrándoselo con orgullo, pero nunca te vio en persona, y cuando lo hizo, sus agudos ojos nunca apartaron la mirada de ti. Tu siendo cortés, te presentaste con entusiasmo, estabas feliz de conocer a la persona que hace feliz a tu hermano mayor despues de tanto tiempo sin rumbo.
Para él, era molesto tener que esconder ese bulto en sus pantalones cada vez que te inclinabas o miraba por encima de tu falda tus bragas rosas que rodeaban la carne de tu trasero.
Nagi era un cordero perezoso disfrazado de lobo hambriento de degollarte y estirar tus paredes intactas.
Nadie podía sospechar de Nagi, el mismo virgen que no salía de su casa y se pasaba el tiempo jugando videojuegos o durmiendo, el mismo chico al que no le interesaban esos temas o que incluso le daría pereza masturbarse.
No podían sospechar de él, él mismísimo virgen Nagi que velaba sus noches, en la completa oscuridad de su habitación, golpeando frenéticamente su viscoso puño de semen que salpicaba las sábanas sudorosas mientras sus agitadas caderas empujaban la entrada y salida de su larga polla, imaginando que ese estrecho agujero era tu coño virgen.
—ngh...hah. —jadeó, las mejillas de seishiro se tornaron rosadas. Su espalda se arquea sobre la cama con constantes empujones en su puño. Con la otra mano ocupada por la tela rosa de las bragas que te robó sin que te dieras cuenta, con la punta de su nariz olfateando y succionando el centro lleno de fluidos secos donde se acomodaba tu coño.
Estaba mal. Y por supuesto que lo estaba, se estaba imaginando a la hermana pequeña de su mejor amigo a cuatro patas, empujando como un animal, viendo su polla esconderse entre tus nalgas mientras entraba y salía y tiras lechosas goteaban de tu cogollo mientras lo apretabas, goteando sobre tus muslos.
Era tan malo que lo pasaba por las noches pensando en ello, pero era difícil evitarlo, evitar ver tu tierno rostro haciendo pucheros y tus labios sonriéndole, hablando animadamente solo para él, pensando que se vería más lindo verte a ti con la boca ocupada en otra cosa, envolviendo tus suaves labios sobre su duro tronco y tu lengua sobre la cabeza de su circuncisión succionandolo.
Tu rostro se sonrojado mientras te quedabas desnuda frente a él, con tus bragas a un lado y las manos de Nagi abandonaron tu cuerpo para bajar sus sofocantes boxers, comenzando a palmearlos a través de sus pantalones y quitándolos lentamente. Su polla era de color rosa brillante, la punta tan hinchada con venas que la rodeaban mientras pequeñas gotas de semen eran expulsadas a lo largo de su tronco curvado tan erecto y duro.
Estaba tan mal qué se olvidó de Reo y entró en ti con aún más fuerza, golpeando puntos que nunca habías descubierto aún. Tus uñas se clavaron en su espalda mientras su mano rodeaba tu garganta, gimiendo ante el gesto mientras empujaba hacia ti, empujando con tanta fuerza que tu cama parecía que iba a derrumbarse en cualquier momento por la brutalidad que golpeó contra la pared.
Y mientras todo esto sucedía a oscuras en tu habitación, a solas sin la presencia del reo. Y finalmente, todo esto sucedió mientras Reo, esperando pacientemente la llegada de Nagi con los otros chicos de blue lock, en el Arcade pensando que su perezoso amigo se olvidó de venir y estaba durmiendo en su cama y no, en el estrecho coño de la hermana menor de Reo.
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