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Yoongi empujó a Jimin fuertemente, logrando que al caer rompiera la chaqueta de su uniforme, no dijo nada y siguió evitando la mirada del pálido. —Tsk, hoy te dejaré ir.— Lo dejó marcharse, sin embargo, volvió a seguirlo. Esta vez, se dio con la sorpresa de ver a Jimin junto a quien debía ser su abuelo a las afueras del edificio.

—Abuelito, no es necesario que me esperes aquí afuera, y estás sin tu abrigo.

—Hijo, ¿qué le pasó a tu uniforme?— Habló preocupado al ver el gigantesco agujero que llevaba.

—No tuve cuidado, estaba jugando al baloncesto.

—Nadie se acerca a ti... no tienes con quién jugar.— Opinó en voz baja desde el árbol donde observaba. En ese momento, su corazón se detuvo al ver al castaño sonreírle enormemente a su abuelo, sus ojos se cerraban logrando dos pequeñas medialunas y sus mejillas quedaban tiernamente acompañadas con sus perfectos dientes. —Nunca lo había visto así...— Jadeó sorprendido.

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Al día siguiente, al llegar al salón, Jimin fue recibido por un conjunto de burlas, ya que llevaba su uniforme roto. Yoongi observó esto a lo lejos mientras ceñía el entrecejo.

—Park ¿Qué le pasó a tu uniforme? ¿Alguien te está molestando?— Uno de sus compañeros se acercó verdaderamente preocupado.

—Nada.— Contestó indiferente como siempre.

—Park ¿Alguien intentó robarte?— Esta vez se acercó el profesor, quien acababa de llegar. —Sabes que es parte del uniforme y el reglamento llevar ropa en condiciones, tendrás que comprarte otro.

—De acuerdo.

Yoongi se molestó desde su asiento, no entendía por qué el muchacho no decía que había sido él y terminaba el asunto.
  Al otro día, Jimin recibió más regaños nuevamente; se había dirigido a la escuela con otra chaqueta no perteneciente al instituto, se excusó con que su uniforme estaba sucio pero, igualmente lo castigaron y lo enviaron al pasillo para estar toda la mañana de pie esperando. De igual manera que el día anterior, Yoongi se enfureció al ver que no se defendía.

—Yoongi, vamos a comer.— Se acercaron algunos amigos del pálido.

—Comer, comer, comer ¡Es lo único en lo que piensan! Arrogantes. Yo no quiero.— Contestó de mala manera.

—¿Qué pasa contigo hoy? Has estado con mal genio toda la mañana.— Esta vez intervino otro.

Yoongi bufó exasperado y se recostó en el banco ignorándolos, se molestó aún más al encontrarse pensando cómo estará pasando el castigo cierto muchacho. Luego de unos minutos, su estómago rugió con fuerza al oler comida; el pálido volteó buscando el origen de su tentación y se dio con que a su enemigo le habían dado permiso para comer en el salón. Eran los únicos allí.

—¿No es ese el almuerzo más barato que venden en la puerta de la escuela? De verdad tiene que llegar a ese punto para ahorrar...— Susurró por lo bajo para sí mismo. Se levantó de un solo golpe, asustando a Jimin, y se fue a pasos firmes hasta la dirección.

—¿Dices que vienes por un uniforme?

—Sí.

—Serían $150.

—No, dame la talla chica. No es para mí.— Extendió los billetes mientras esperaba a que se lo cambien. Tomó la bolsa y volvió furioso hasta el salón, hasta toparse con Jimin comiendo, esta vez, no estaba solo, sus compañeros ya habían vuelto al salón para recoger sus cosas e irse. Arrojó la bolsa con la chaqueta sin cuidado en el banco del otro, sorpreniéndolo no solo a él, sino a todos.
  Más tarde, Jimin se encontraba esperando a su rival en el callejón de siempre para ser golpeado, pero este jamás llegó.

Al día siguiente, Yoongi entró tranquilamente al salón, transformando su cara con una sonrisa satisfecha al ver que cierto castaño llevaba puesto un nuevo uniforme el día de hoy. Su satisfacción no duró mucho, se topó con el valor de la chaqueta en unos billetes encima de su asiento. Su indignación volvió a subir hasta las nubes, habían rechazado su regalo.

Meet Me After School [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora