Meet Me After School [Yoonmin]

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Jimin colocó su mano en el brazo del pálido y lo empujó suavemente. —Falté muchos días al trabajo, no puedo seguir así. Ni se te ocurra venir, ve directo a casa.

—No quiero, las críticas de mi familia me esperan ¡Vamos juntos!— Rezongó en su lugar, saltando para hacer berrinche.

Finalmente, el castaño se rindió y se fueron juntos al trabajo. Al llegar, sus compañeros se congelaron en sus lugares; no cabía duda para ellos, los protagonistas de las fotos que recibieron eran esos dos.

—Buenas tardes. Trabajaré gratis, así que no descuenten el salario de Jimin por estos días que faltó.

—C-claro... pueden empezar.

Unos minutos después, Yoongi no se pudo aguantar y se acercó a Jimin mientras limpiaba. —¿En qué piensas?

—No te acerques tanto a mí.— Habló entre dientes mientras Yoongi estiraba sus labios pidiendo un beso y se recargaba sobre su hombro.

—¿Qué?— Pegó sus frentes.

—¿No ves que nos miran raro? Estamos en horario laboral, compórtate.

—Si no nos aceptan, cambiemos de trabajo.

Jimin colocó su palma frente a la cara de Yoongi. —Hablamos después.

—Jimin, ¿Puedo hablar contigo?— El jefe se acercó hasta ellos.

Unos minutos después, Jimin y Yoongi estaban helados luego de escuchar lo que les planteó su superior. —Pero jefe... ¿Escuchó algo?

—No lo escuché, lo vi.

—¿Qué?— Preguntó incrédulo.

—No sé si esto es una broma ¿Ustedes están enamorados?

—Sí.

—No.

Pronunciaron al mismo tiempo.

—Jimin, él es un don nadie en esta historia, no influye nada decirle o no.

Suspiró y miró serio al superior. —Sí. Y si crees que es asqueroso o algo así, dime y renunciaré de inmediato.

—¡No! ¡No! No me malinterpreten, solo quería decirles que es algo peligroso. Todos en el trabajo recibimos esta foto, así que sentí que debía contarles al respecto.

—Gracias.

Jimin se marchó lleno de angustia, su corazón latía con fuerza y la ansiedad lo carcomió durante todo su turno en el trabajo, hasta que pudo marcharse corriendo a casa.

—Jimin...— El abuelo jadeó asustado al ver a su nieto entrar tan desesperado a su hogar.

—Abuelo... ¿Está todo bien?

—¿De qué otra forma podría estar? Oh, espera, pasó algo raro hoy... ten.— Tendió su teléfono hasta el joven. —¿Qué es esto?

Jimin tembló en su lugar y tomó el aparato entre sus manos.— Oh...— Entonces soltó una carcajada y sintió que pudo volver a respirar. El celular de su abuelo era demasiado antiguo como para recibir una imagen, lo había olvidado. Ni siquiera tiene cámara.

—Era una estafa ¿Verdad? Tranquilo, nunca atiendo cosas de desconocidos.

—¡Eres el mejor, abuelito!