Me concentro en ser funcional, aunque desde hace un tiempo mi cabeza asimiló que aquello no era ni un poco cercano a la realidad. Mi interior retumba, buscando un poco de paz entre tanta tempestad que lleva soportando aquí, en lo profundo de mí. Todo se vuelve un poco complicado, porque en serio trato de intentarlo todo; intento callar todo lo que hace que en el interior se vuelva un desastre; intento reparar aquello que no está del todo bien; Intento que, al menos por un momento, todo esto no me lleve a mi punto de quiebre.
Intento mantener lo que se supone que soy.
Pero ¿Qué es lo que soy?
Al final, ¿Qué es lo que trato con tanto esmero que no se rompa? Si ni siquiera sé que parte de todo esto soy yo. Tal vez estuve tan concentrada en seguir a flote que ni siquiera noté el momento exacto en que la parte más importante de mi dejó de existir. Tal vez eso es lo que hace que se vuelva más difícil, porque yo sé que ya no hay nada para rescatar.
No elegí abandonarme o perderme. No elegí soportar el nudo en mi garganta que se formaba cada vez que tenía ganas de ponerme a llorar en cualquier lugar y por cualquier situación. No elegí ser lo que soy.
Me pesan los sentimientos y me revuelcan como si en el camino de la caída un torbellino me hubiera comido.
Me hundo.
Y quisiera escapar de todo. Aunque principalmente de mi.
Me duele.
En el pecho, la garganta, en el brazo y en el alma. Estoy cansada.
Mil veces he querido escribir despedidas, despedidas que solo se quedan en ideas a medias. ¿Por dónde debo empezar? ¿A quién debo mencionar? No lo hago con intención de lastimar. Al final, ¿No he lastimado más estando acá?
ESTÁS LEYENDO
Una última carta
Poesia...Ella estaba cansada tanto física como mentalmente. Lo único que quería era cerrar sus ojos y no volver a abrirlos. #393 Poesía 2/10/2016