𝓣ɾɑbɑjo imposible

౨ৎ III

─ Estás aquí ─ dijo Hyunjin con tono desesperanzador cuando felix entró en su despacho a primera hora.

─ Claro que estoy aquí. Vengo a recordarle que a las nueve en punto tenemos que estar en la sede de CC Company. Tenemos una reunión con el presidente ejecutivo para aclarar los términos del contrato con respecto a la campaña de la nueva marca.

─ Ya.

─ El coche estará abajo esperando a las ocho y media.

─ Muy bien, vete ya.

Felix dió media vuelta, pero se detuvo antes de salir.

─ Rose me dijo que insistiera mucho en los horarios para asegurarme de que no llegase tarde.

─ Rose es una exagerada. Vete de una vez, estaré listo a esa hora.

Felix volvió al mostrador. Revisó veinte veces la agenda, clasificó los papeles y la base de datos. Ya eran las ocho y veinticinco cuando volvió a mirar el reloj. Recibió una llamada, el coche ya estaba abajo. Hyunjin no salía. Pensó que quizás saldría ocho y media, pero tampoco. Felix llamó a la puerta pasado cinco minutos.

─ ¿Director? Ya es la hora, el coche nos está esperando.

─ Ya voy ─ dijo desde dentro.

Felix se sentó y lo esperó un poco más.

Él ya estaba más que preparado. Tenía la pierna inquieta y no paraba de mirar el reloj. Ya eran menos cuarto, si no salían ahora mismo llegarían tarde. Felix volvió a llamar a la puerta.

─ Hwang, vamos a llegar tarde.

No contestó.

─ ¿Hwang?

Nada.

─ ¿Director?

Nada de nada.

Felix empezó a pensar que algo malo le podría haber pasado. Un infarto, un derrame cerebral, atragantamiento, una caída tonta que hizo que se golpeara la cabeza contra la esquina de la mesa y ahora se encontraba desangrándose en el suelo lentamente. ¿Cuánto tiempo llevaba así?

Felix abrió la puerta alarmado.

Hyunjin estaba sentado en su silla mirando la pantalla del ordenador con el ceño fruncido.

Felix vió que el brazo derecho del director se movía rápidamente. ¿Estaba moviendo la mano bajo la mesa?

Hyunjin lo ignoró y soltó un gemido, mientras su brazo dejaba de moverse tan rápido para moverse aritméticamente entre espasmos.

Felix se puso completamente rojo. Salió del despacho y apoyó la espalda en la puerta.

─ ¡Lo siento! ¡Lo siento! No pretendía..

¿Se estaba masturbando?
¿En su despacho ¿Sin cerrar la puerta? ¿Antes de una reunión? ¿Qué clase de persona hace eso?

Felix aún estaba dándole vueltas, sin saber como sentirse, cuando el director salió.

─ Ni una paja me puedo hacer a gusto. ¿Por qué has entrado?

─ Es que...íbamos a llegar tarde...¡Vamos a llegar tarde!

─ Es culpa tuya, por interrumpirme, si no hubieras llamado a la puerta hubiera acabado antes. A la próxima vez tendrás que encargarte tú si no me corro.

─ ¿C-Cómo?

─ Vamos, que llegamos tarde.

Que paciencia...

La reunión les ocupo toda la mañana. La imagen del director masturbándose tras la mesa ocupó la mente de Felix todo el día.

A la hora de comer fueron por caminos distintos. Hyunjin había quedado con el presidente de la empresa y Felix se fue a comer a la cafetería del mismo edificio. Allí se encontró con Rose cuando ya estaba tomando el postre.

─ ¡Felix! ¿Qué tal tu segundo día? Hyunjin no se habrá pasado contigo ¿no?

─ No, que va... ─ omitió la parte de la masturbación.

─ Te voy a dar un consejo ─ se puso seria ─ No le tengas miedo y no le pases ni una. Si te muestras débil te acabará arrancando el brazo. Y entonces sí que tendré que buscarle otro ayudante. ¿Puedes ser duro?

─ C-Claro.

─ Ya habrás notado que es un poco peculiar. Pero lo que te he dicho, no seas blando. Sé firme y serio. Si lo haces bien tu trabajo él no tendrá nada que reprocharte. ¿Crees que podrás?

─ Creo que sí.

─ Por favor si te hace algo dímelo enseguida, o si te dice algo ofensivo simplemente ignóralo. ¿Sabes cuantos ayudante ha tenido en lo que va del año?

─ ¿Cuántos?

─ ¡DEMASIADOS! y otros le han denunciado. Al final siempre hemos llegado a un acuerdo, pero los chicos tenían razón...Sé que estás en todo tu derecho a renunciar si ves que no merece la pena...Ahora mismo ya no sé que hacer, estoy desesperada. Yo ya tengo mi propio trabajo y no puedo estar pendiente de él. Y si se organiza él solo está empresa se hunde. Llega siempre tarde, no entrega los papeles, está en su despacho haciéndose....Bueno, eso, que pasa. La compañía parece más mía que suya.

─ Comprendo.

─ Felix..─ le tomó de las manos ─ por favor..Eres mi única esperanza.

─ Déjalo en mis manos.

La charla con Rose lo había motivado. Ese trabajo no solo era una oportunidad para obtener experiencia y poder acabar la carrera. Era algo más. Era una forma de comprobar si de verdad tenía lo necesario para triunfar en el mundo laboral, para no ser pisoteado por nadie y demostrar de lo que es capaz. Era una oportunidad inigualable.