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Se encontraba delante de la puerta de uno de los lujosos apartamentos de un edificio exclusivo para personas de altísimos ingresos

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Se encontraba delante de la puerta de uno de los lujosos apartamentos de un edificio exclusivo para personas de altísimos ingresos. Un lugar al que había que acceder con incontables contraseñas, con portero las 24h que no estaba mirando el televisor todo el día, sino que te saludaba discretamente con una amable sonrisa.

Seguro que le pagaban muy bien. Eso pensaba Felix.

Era un lugar para vivir destinado a preservar la intimidad de sus habitantes. Hyunjin no le dió ningún código, simplemente cuando llamó las puertas fueron abriendo a su paso. Y ahora ahí estaba, delante de otra puerta a la espera de que se abriese.

Si estaba ahí esa noche era solo por Haerin, única y exclusivamente por ella.

Por evitarle el mal trago, por evitar que sufriera. Él ya estaba acostumbrado, pero la pobre Haerin no lo resistiría.

La puerta se abrió lentamente y al otro lado apareció Hyunjin; envuelto en una bata blanca con el pelo húmedo cayéndole por la frente, el piercing de la ceja brillando y gotas resbalaban por su cuello hasta las clavículas. Felix tragó saliva y entró.

Era un dúplex en el ático. Con grandes ventanales que ocupaban toda una pared con increíbles vistas a toda la ciudad. La sala tenía una gran pantalla y un largo sofá color crema que invitaba a sentarse, a tumbarse, a dormirse allí y no levantarse nunca.

El techo era muy alto y se veía la barandilla que daba al segundo piso.

─  Ponte cómodo ─   dijo Hyunjin entrando en la cocina.

Felix tenía curiosidad y echó un vistazo. La cocina era blanca y negra, muy moderna, todas las superficies brillaban tanto que seguramente se podía ver reflejado en ellas.

Hyunjin sacó dos copas de un estante, las colocó bajo un dispensador de hielo que traía incorporado la nevera y unos hielos castañearon al depositarse en ellas.

Volvió a tragar saliva, se le estaban calentando las mejillas. Sabía lo que él le quería hacer, pero estaba dispuesto a echarse atrás si las cosas iban demasiado lejos. No podía obligarle a hacer nada que no quisiera.

Felix dió unos pasos tímidamente hacia ese esplendoroso sofá y se sentó con cuidado. Comprobó de primera mano que efectivamente era el sofá más cómodo del mundo y se recostó.

Se respiraba un olor agradable, la temperatura también era agradable, se quitó la chaqueta y la dejó sobre sus piernas. Se sintió cómodo pero él no quería estar ahí, solo lo hacia por su amiga. No quería absolutamente nada del pervertido de su jefe.

Hyunjin apareció con las copas llenas de un líquido anaranjado. Las posó sobre la mesa frente a él y se sentó a su lado, cruzando una pierna sobre la otra, dejando que la bata subiera y dejara a la vista parte de su muslo.

─ ¿Cómo te encuentras Felix?

─  Mal.

─ ¿Te gusta este apartamento? Es mucho más modesto que la primera casa que viste.

𝓣ɾɑbɑjo imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora