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─ Buenos días director

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─ Buenos días director.

Hyunjin se limitó a asentir con la cabeza después de sentarse en su silla. Encendió el ordenador y felix comenzó a recitarle el plannig   del día.

─ Tiene que visitar el departamento creativo a las nueve, a las nueve y media tiene videoconferencia con la sede de Pekín, a las once vendrán a verle los representantes del proyecto B para la propuesta de la campaña de firmas y a la una ha quedado para comer con el presidente de District9.

Hyunjin introdujo la contraseña para iniciar sesión.

─ Entendido, puedes irte.

Felix volvió a sentirse como en la primera entrevista. Como un despojo humano. Eso era lo que pretendía Hyunjin, que se sintiese mal, hacerlo renunciar, salirse con la suya, pero no lo lograría tan fácilmente.

La misión de felix de acompañarlo a todas partes la podía cumplir perfectamente. Además, siguiendo de cerca su trabajo estaba aprendiendo mucho más que en la carrera.

Pero, hyunjin había decidido ponerse molesto, no dirigirle la mirada y tan solo hablarle para lo mas estrictamente necesario posible. Mientras no volviera a ponerle la zancadilla a felix le daba igual.

Dejó al director en el restaurante y se fue a comer a otro lado. Al terminar volvió al edifico, pero antes se paró en el puesto de bebidas.

─ Te veo más feliz, felix ─ le dijo seungmin.

─ Es que tengo el estómago lleno y eso siempre levanta la moral.

─ Tienes razón.

Seungmin se agachó un momento tras el mostrador y sacó un bollo de pan relleno de chocolate.

─ Toma, invito.

─ Oh, no puedo aceptarlo, además no me cabe nada ahora mismo.

─ Vas a tener que dejar que te invite a algo, por todo lo que has hecho por mí.

─ Si ni he hecho nada, tú haces más por mí preparándome el café de mañana.

─ Eres muy amable conmigo y un cliente fiel.

─ Eso mientras no me despidan...

Felix dió un sorbo a su café y seungmin se rascó la nuca.

─ Bueno...pero me defendiste de aquel hombre ese día...me siento en deuda contigo.

─ No te sientas así, no fue nada. Lo habría hecho por cualquiera.

─ Lo sé...tu eres así, amable y buena persona.

─ No digas eso, no me conoces.

─ ¡Me gustaría conocerte mejor!

Felix miró desconcertado al joven de cabello castaño, que se había puesto rojo.

𝓣ɾɑbɑjo imposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora