Capítulo 13

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—¿Segura que estás bien, Ally? —me pregunta Sarah, mientras deja el té de limón en la mesita de centro.

Asiento con la cabeza, me limpio la nariz y los ojos con el pañuelo desechable. Me abrigo más con el jersey.

—Si, muchas gracias, Ann.

Se me queda viendo, como si no se decidiera a hacer algo. Finalmente, se sienta junto a mí, y pone una mano en mi rodilla.

No somos muy cercanas en realidad, pero no sabía a dónde más ir. Y no me he equivocado al venir aquí, ella se ha portado de lo mejor conmigo.

—¿Cuando lo supiste? —pregunta con cautela.

Noto que sigo sollozado, me limpio las lágrimas que me siguen bajando por la cara.

—Llevaba un tiempo sospechándolo en realidad —me limpio la nariz—. Pero lo confirmé ayer mientras estaba en la universidad.

Sonríe un poco, de manera comprensiva.

—¿Y cómo te sientes?

En realidad no lo sé.

He tratado de asimilarlo, pero aún no sé cómo sentirme al respecto. No puedo negar que la idea de un bebé resulta bastante emocionante..., pero también aterradora, y demencial. Y no podría decir que me encuentro precisamente feliz con todo esto ahora que Carson se ha ido.

No pensé que un bebé pudiera suceder tan pronto. Hemos sido cuidadosos. Y, como él dijo, ninguno contemplaba un embarazo, mucho menos tan pronto. Es demasiado para digerirlo del todo.

La idea de convertirme en madre... es bastante descabellada a decir verdad. Y sé que Carson en parte tiene razón; soy demasiado joven, y tengo sueños, metas. Pero, ¿cómo puede estar pidiendo que me deshaga de él? Como si nunca hubiera existido, como si no significara nada.

Miro a Sarah, me encojo de hombros.

—No lo sé —admito.

Ella se acerca a abrazarme. Le correspondo el gesto.  

—Tómalo con calma, no es algo fácil de asimilar —susurra despacio—. Tómate tu tiempo, y elige pensando en lo que es mejor para ti. Carson ha dejado clara su postura, decidas lo que decidas, está bien.

Asiento con la cabeza.

Quiero decir algo más, pero escucho que se abre la puerta. Me tenso.

Sé que es Wells. No quiero encontrármelo ahora. Aunque, es bastante tonto pensarlo cuando me encuentro en su casa.

—Ally —dice sin más, no parece sorprendido de encontrarme aquí. Suspira—. Es bueno ver que viniste aquí.

No digo nada, solo lo miro, y él a mí.

—Carson habló hace rato —comienza, cuelga la chamarra en el perchero de madera—. Estaba preocupado. No sabía a dónde habías ido.

Trago.

—Entonces lo sabes.

Otro suspiro de su parte. No tiene que decir más, lo sabe.

Cierra la puerta, y se acerca.

—¿Qué piensas hacer?

Trago, noto que vuelve el nudo en mi garganta.

—¿También me dirás que debo abortar?

Su mirada es seria. Pero apenas y consigo soportarlo. Me levanto, y me alejo.

—Ally —lo escucho llamarme.

No le hago caso, avanzo hasta la habitación del fondo, donde Sarah me dijo que podía quedarme esta noche.

Cierro la puerta, y me siento en la cama. Noto que vuelven las lágrimas, y trato de limpiarlas con la manga mientras miro por la ventana.

¿Y si el tiempo no lo cura todo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora