Capítulo 38

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Vuelvo a guardar el celular en la bolsa, y subo por las escaleras.

Desde que colgué con Wells, no se me ha quitado la ansiosa tentación de querer macarle a Carson y poder hablar finalmente con él. Querer decirle tantas cosas...

Ha pasado mucho. Y después de lo que mi hermano acaba de confesarme, por supuesto que comienzo a plantearme la idea de que podamos volver a estar juntos. Una posibilidad que resulta bastante emocionante.

Sería una tonta si dijera que no lo amo. Porque sigo haciéndolo, y es algo que quizá nunca logre desaparecer. Algo que permanecerá conmigo para siempre.

Llego al piso 5, y sigo con el recorrido. Intento concentrarme y no permitir que mis ideas se dispersen hacia otras direcciones.

Y cuando menos me doy cuenta, ya estoy en la sala 502, frente a la pintura que ha abarcado mis pensamientos todo este tiempo.

Me quedo observándola, mientras varias personas a mi alrededor comienzan a sacar sus celulares para tomar fotografías.

Esta ha sido una de las pinturas que más he admirado desde que puedo recordar. No solo es lo que representa visualmente, es la historia detrás, el significado.

Y como lo dije alguna vez, es lo que más me gusta del arte. La habilidad que tiene para transmitir tanto sin necesidad de palabras.

Recorro los trazos oscuros con los ojos, y noto que se me forma un nudo que me obstruye la garganta, porque es como si algo dentro de mí activara los recuerdos, la sensación de dolor que se sentía tan lejana hasta ahora.

Vuelvo a revivir esos momentos cuando solía pasar todo el tiempo en mi habitación, mirando por la ventana, sintiendo cómo poco a poco iba desapareciendo la luz en mi vida. Se iba desvaneciendo para irse convirtiendo poco a poco en distorsionadas ráfagas que alumbraban de manera frágil en medio de toda la oscuridad.

Estar aquí y revivirlo, me hace repasar y recordar todo el camino que he recorrido hasta ahora. Uno donde han tenido lugar muchas caídas, retrocesos y demasiados momentos difíciles. Momentos que han ayudado en gran medida a que me encuentre ahora mismo en este lugar.

Recuerdo la luz que insistía por desaparecer por completo de mi vida, y que me encaminaba a tomar un rumbo similar al de Van Gogh; en una manera de terminar de una vez por todas con el dolor que me atormentaba.

Una luz que creía que no volvería a surgir en mi vida, que creía se había extinguido para siempre de mi vida.

Inhalo y exhalo despacio, disfrutando de este momento, agradeciendo que mi vida es completamente diferente a lo que fue hace unos meses.

Me tomo mi tiempo. Y noto que mi cuerpo entero se tensa cuando escucho una voz detrás de mí que dice:

—Sabía que podía encontrarte aquí.

Mi corazón se detiene un instante, para luego ponerse a bombear como loco.

Mi cuerpo ni siquiera lo consulta con la cabeza. Volteo, y lo veo plantado detrás de mí.

Por supuesto que lo reconozco al instante. Pero por un momento me cuesta un poco reconocerlo. Sigue igual a como mi mente recuerda, pero hay algo diferente. No sabría explicarlo. Quizá es algo en su mirada, en la energía que irradia. No lo sé.

Me acerco, y a pesar de que todo dentro de mí me pide que me lance a abrazarlo, me contengo.

Me acerco despacio, sintiendo cómo el cuerpo entero me tiembla. Advirtiendo la manera en que incluso me recorre un escalofrío.

Él también parece contento, y es como si su semblante fuera más ligero. No veo algún rastro de la pena o tristeza que solía haber en sus ojos.

Y aunque no dice nada, lo sé.

¿Y si el tiempo no lo cura todo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora