Extra

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Carson

Es una locura estar aquí, más cuando sé que es probable que Ally ya le haya contado todo, y Wells no querrá ni verme. Pero, no puedo permitirme ser tan cobarde.

Quizás, las cosas no terminaron de la mejor manera entre nosotros, pero tengo claro desde hace tiempo, y hoy mejor que nunca, que no quiero ser un obstáculo para que Ally cumpla sus sueños. Además, esto es algo que he estado planeando desde hace mucho.

Jamás podría arrebatarle una oportunidad como esta, no a pesar de ser consciente de que esto quizá solo termine alejándola mucho más de mí; porque puede que conozca a alguien, y se enamore..., o simplemente se enamore de la ciudad, del tipo de vida que puede brindarle, se busque un trabajo y se quede a vivir lejos de Westwood.

Ella siempre hablaba de lo imposible que sería ir a Italia. Viajar a Europa, para ver sus obras de arte favoritas. Y quise dárselo; aún quiero que viva la experiencia.

Por eso estoy aquí.

Toco la puerta. Detrás, se escuchan unas pisadas, y de pronto alguien abre.

Entonces, me encuentro con él. Con su mirada enfadada, llena de resentimiento..., que me observa con cierto desdén y desconcierto.

Sé que acabo de meterme a la cueva del lobo, pero es tarde para echarse para atrás.

Abro la boca para comenzar a hablar. Pero él ni siquiera me da la oportunidad, se lanza a reclamarme de inmediato:

—¿Qué haces aquí? —brama molesto—. ¿Por qué mierda lo has hecho? ¡Era la única maldita cosa que te pedí! Que no le rompieras el corazón, y lo hiciste.

—¿Ella te contó?

Niega con la cabeza.

—Tess habló, está preocupada por Ally, porque no está pasándolo nada bien —se le arruga la frente, con cierta angustia—. ¿Cómo pudiste? La pérdida del bebé casi la destruyó, y en lugar de quedarte con ella, sólo decides largarte y huir como un cobarde...

—Llámame como quieras, porque sé que lo merezco—alza una ceja—. Pero deberías saber a estas alturas que ella me importa más que nada en el mundo. Y no pienso seguir arruinándole más la vida. No merece estar con alguien como yo que se siente tan perdido, que evita enfrentar los problemas, porque no soy tan fuerte como ella para afrontarlos. Y sé que lo he estropeado, pero quiero que le des esto.

Mira el sobre que tengo en las manos. Me mira consternado, con el enojo atorado en la garganta.

—¿Qué es esto?

Me lo arrebata para abrirlo. Dejo escapar el aire que tengo contenido en los pulmones.

—Es algo que he estado planeando para ella desde hace mucho —me echa un vistazo, sigue observando—. Se supone que era un regalo para después de que se graduara. Pero, creo que quizá este sea el mejor momento.

Vuelve a mirarme. El enojo parece haberse esfumado, ahora no hay más que sorpresa y desconcierto.

—Son..., ¿museos de Europa?

Asiento con la cabeza.

—La manera en que le brillaba la mirada cada vez que hablaba de lo mucho que soñaba con recorrer Europa..., —suspiro, notando que el recuerdo de su expresión, de sus facciones, de su sonrisa, sigue fresco en mi memoria—. Simplemente no logré deshacerme de la idea. Todos los lugares de los que ella hablaba, se encuentran ahí. Y pensaba decírselo antes. Pero, entonces, me soltó la bomba de que ella estaba embarazada —trago—. A veces pienso que si hubiera sido más cuidadoso, ella no habría tenido que cargar con todo lo que trajo el embarazo a su vida, mucho menos el aborto... —vuelve a mirarme—. Puede que incluso, si no me hubiera involucrado en su vida, todo sería mejor. Y quizás debí haberte hecho caso, porque lo predijiste. Otra cosa más que echo a perder.

¿Y si el tiempo no lo cura todo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora