El accidente de Enzo -I-

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Jorge y Héctor se encontraron en un Hospital para hablar de un amigo en común que estaba internado ahí.

Ni bien estuvieron próximos, Jorge le hizo seña a Héctor, como diciendo: «¿¡Qué pasó!?»

Héctor contestó con otro gesto: «Pasó algo horrible: a Enzo lo arrolló un camión»

-No lo puedo creer -dijo el primero (también con señas).

De aquel encuentro, siguió una larga conversación -toda con gestos-. Ellos, Jorge y Héctor (o Héctor y Jorge), eran muy buenos para comunicarse de esa manera.

Pero... aclaro que no sabían el lenguaje de señas oficial. Usaban gestos propios y corrientes que habían inventado varios años atrás a partir de una situación traumática que habían vivido en un andén de trenes.

¿Y cuál fue la situación? Resulta que un día seguido de otro, mientras estaban viajando a la capital para ir a ver un espectáculo de mimos a la gorra, la puerta del tren que estaban por tomar se cerró y uno de ellos quedó sin entrar. El silbato había sonado y, en esa situación de apuro, Héctor, que era el más ligero, había logrado subir, pero Jorge, que era gordo y feo, no.

Y acá viene lo interesante: Héctor, el rápido (y también sexi), arriba del tren, y a través del vidrio de la puerta, le hizo señas con el índice a Jorge para que bajara en la siguiente estación; que él lo estaría esperando ahí. Y Jorge entendió.

La gesto había funcionado y a partir de ese momento nacería entre ellos un lenguaje propio... Al cual le darían forma de ahí en más... Y gozarían también.

Continuará...

Dicotomía y otros cuentos desquiciadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora