Dicotomía y otros cuentos desquiciados

El accidente de Enzo -Final-

—Enzo tiene la manía de ir a lo entero —sentenció Jorge.

—Por suerte nosotros no tenemos manías —dijo Héctor con cuatro movimientos oscilatorios de ambos brazos a la vez.

—Y luego del ferrocarril, ¿consiguió trabajo fácil?

—No —expresó Héctor—. Le costó mucho tiempo dar con un buen laburo. Recordá que Enzo no tiene la secundaria terminada, por lo que no es aceptado en cualquier lugar.

—¡Es verdad, no la terminó!

—Nunca aprobó matemáticas. —Héctor puso la mirada como recordando algo—. Me viene a la mente un examen... No recuerdo de qué año. Pero en ese momento, en el salón, se había corrido la noticia de que el resultado de la última operación era algo de 5687,78... Algo así. Me enteré de que todos, más o menos, trataron de acercarse a ese resultado. Y si no les daba eso volvían al principio para cambiar alguna cifra. ¿Adiviná qué resultado puso nuestro amigo?

—Habrá puesto algún número entero —respondió Jorge.

—Tal cual: puso 5690. Llegó al resultado correcto, pero se negó a ponerlo.

—Así es Enzo. Si tenía que trabajar con números del tipo 1,5 se agarraba la cabeza de la bronca.

—Sí. Y si el número era 1,75 directamente ponía 2.

—Si se encontraba con un 1,25 ponía 1. Decía: «Que se deje de joder el profesor con estos números de mierda»

Al fin Jorge hizo la gran pregunta, motivo por el cual estaban en donde estaban:

— ¿Y cómo fue que lo chocó un camión?

—Fue atropellado al cruzar la avenida principal—respondió Héctor.

De acuerdo al lunfardo de señas de estos dos amigos "Atropellar" se lograba haciendo chocar ambas manos y que una desplace a la otra un poco.

Héctor continuó:

—La situación fue así: El conductor del camión iba a velocidad moderada y Enzo iba cruzando la calle y casi llegando al cordón. Luego, el primero calculó que nuestro amigo iba a llegar a la vereda cuando él pasara. En cambio, Encito, de súbito, se quedó congelado en el asfalto y mirando hacia abajo. Entonces, ya tarde, el vehículo no tuvo tiempo de frenar y lo envistió.

—Pero. ¿Por qué se quedó congelado y no cruzó?

—Recién, en horario de visitas, me acerqué a él y me lo dijo en un suspiro: Cuando calculé que me quedaba un paso y medio hasta el cordón no quise continuar.