The amazing spider-man: La novela

9. ENTRE ALCANTARILLAS

Spider-Man se movía ágilmente por las paredes del alcantarillado, tratando de evitar el nauseabundo aire que llenaba el lugar. Con una mano tapándose la nariz para bloquear el hedor, su mente se llenaba de pensamientos confusos y preocupantes.

 - ¡Qué peste! - murmuraba para sí mismo, sintiendo cómo el olor penetraba en sus sentidos a pesar de sus esfuerzos por evitarlo. La pregunta resonaba en su mente: ¿dónde se había metido?

A medida que avanzaba por el oscuro laberinto, Spider-Man se mantenía alerta, preparado para enfrentar cualquier peligro que pudiera acechar en las sombras de la alcantarilla. Con cada paso, la determinación de descubrir la verdad y detener cualquier amenaza aumentaba en su interior, impulsándolo a seguir adelante a pesar de las adversidades. 

Mientras tanto en el orto rincon del alcantarillado el lagarto se movía con determinación por su pequeño laboratorio en las alcantarillas, aprovechando el espacio amplio para llevar a cabo sus experimentos. En medio de mesas cubiertas de instrumentos y ordenadores, se dedicaba a extraer la sangre de los lagartos pequeños que deambulaban por el lugar. Con sus manos verdes y gigantes, el Lagarto manipulaba con destreza a sus criaturas, extrayendo cuidadosamente muestras de su ADN. Mientras lo hacía, dirigía palabras reconfortantes a los lagartos, como si buscara justificar sus acciones ante ellos.

 - No sufriréis daño alguno, mis criaturas - murmuraba con una mezcla de ternura y determinación. - Me habéis curado, me habéis hecho más fuerte, más grande, más ágil y más inteligente. Con vuestra ayuda, cambiaré el mundo. La especie humana dejará de existir para siempre, y todos serán como yo.

Este continuo sus experimentos, introduciendo las muestras de ADN en una cápsula que transformaba el líquido en un gas de color verde. En su mente, se vislumbraban los oscuros planes del Lagarto, mientras se preparaba para llevar a cabo su ambiciosa y peligrosa agenda.

Spider-Man avanzaba por el laberinto de la alcantarilla, siguiendo el rastro del misterioso ruido que había captado su sentido arácnido. Con cada paso, el aroma de su presa se intensificaba, indicando que estaba cerca. Sin embargo, su camino se vio obstaculizado por unos barrotes que bloqueaban el paso. Determinado a continuar, Spider-Man se acercó y, utilizando su fuerza sobrehumana, estiró los barrotes lo suficiente como para crear un espacio por el que pudiera pasar. Una vez del otro lado, se encontró en una zona donde el agua se acumulaba en un enorme agujero. Pero la acción de Spider-Man tuvo consecuencias inesperadas: uno de los barrotes, debilitado por su fuerza, se rompió, provocando un estruendo que resonó por los túneles de la alcantarilla.

 - Ups - murmuró Spider-Man con pesar, agachando la cabeza ante el ruido generado por su acción. Consciente de haber llamado la atención, se preparó para enfrentar las posibles consecuencias de su accidente en ese lugar oscuro y peligroso.

El Lagarto escuchó el eco del fuerte ruido que resonó en los túneles de las alcantarillas. Con movimientos sigilosos, se acercó lentamente a la corriente de agua que fluía cerca de su improvisado laboratorio. Una vez junto al agua, el Lagarto se sumergió con calma, desapareciendo bajo la superficie sin dejar rastro.

En el oscuro cruce de túneles, Spider-Man tomó la decisión de quedarse en el lugar estratégico que había elegido. Utilizando sus habilidades arácnidas, descendió lentamente desde el techo mediante una de sus telarañas, deslizándose con agilidad por el aire hasta llegar al suelo del cruce.

Una vez allí, comenzó a tejer una intrincada red de telarañas, disparando sus hilos hacia el fondo de cada uno de los cuatro túneles que se extendían desde el cruce, así como contra las paredes del lugar. Con movimientos precisos, Spider-Man creó una plataforma improvisada, asegurando cada hilo para garantizar su estabilidad.