Capítulo 12

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Enredos


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Miré furiosa a Lyuben Krum, el hijo de puta, presidente del Comité de Quidditch Nacional Búlgaro.

: ¡Pero hay mucha zona uniforme!

Krum: ¡Está demasiado lejos!

: ¡Al menos es mejor en medio del bosque donde hay hombres lobo!

Krum: ¡Bah!

Ambos apartamos la mirada, todos los demás integrantes del comité estaban mirándonos expectantes y bastante sorprendidos. Desde que llegué a Bulgaria cómo representante, había empezado a tener discusiones con aquel hombre tan egoísta y feroz, lo cual, que yo halla sabido, no todos se atrevían a tratarlo directamente o ponerlo en su lugar.

Lo cual, si necesitaba ser Bella para domar a esta Bestia, lo haría.

: mira, está bien, ambas opciones descartadas ¿De acuerdo? <Él bufó> debe ser apartado, oculto y semi cercano

Alcé la vista al comité, quienes se tardaron un segundo a reaccionar hasta que golpeé la mesa, donde empezaron a buscar como si no hubiera un mañana.

Krum: jum

Le veo atisbar una sonrisa malévola. A este ser tenía el mal gusto de ver el sufrimiento ajeno, pero no de mala forma. Ambos teníamos el mismo humor negro, pero él era demasiado temperamental, al menos yo podía mantener algo de calma.

¿?: ha-hay una buena zona en el sur de Sarnitsa

: maravilloso, andando

Krum: ah no mujer, hemos estado afuera casi todo el día

: pues nuestro plazo es de un mes, el asentamiento de la cancha tarda dos semanas y hemos el tenido contratiempo de encontrar la zona adecuada para el partido, así que sería mejor de ir y verificar si es buen lugar

Krum: eres imposible

: no gané mi puesto por las puras, andando

El resto del comité salió disparado tan pronto como dije la palabra, dejándome con el tonto búlgaro. Un buen líder, pero demasiado testarudo para ser alguien guapo, si trabajara mejor en su actitud a lo mejor y hasta su esposa le miraría a la cara con cariño, no con sumisión como ya había visto.

: ¿Entonces? ¿Piensas quedarte ahí sentado?

Se paró de golpe y pronto estampó su mano en la pared, dejándome acorralada, pero no me dejé intimidar, por más indefensa que me sentía ante esa mirada suya.

: ¿Qué?

Pareció estupefacto por un momento, interrogante ante la indiferencia de su "ataqué".

Krum: ¿Porque eres tan…?

: ¿Insolente? ¿Distinta? <Alcé una ceja> cariño eso ya lo sé, ahora, puedes apartarte de una vez o haré que te apartes a la fuerza

Krum: quisiera ver cómo lo intentas

Amenaza acercándose, y reuno lo último de fuerza que me quedaba de mi cuerpo, haciéndole creer un momento que usaría la varita, pero pateando sus partes nobles después.

: esperemos que así, se te pueda ir lo bruto, para la próxima recuerda que se respeta a una mujer

Krum: mal-dita

En el cuerpo de Andrómeda TonksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora