CAP-4

826 25 0
                                    

Emma

Estoy preparándome para saber finalmente por qué estoy aquí, según Axel (el chico de la cafetería), y el otro chico me lo explicarán todo. No tengo idea de quién será este chico, pero lo que más quiero es tener respuestas.

Me comienzo a cambiar para no perder más tiempo. Elijo un vestido negro corto con escote en forma de corazón, muy lindo, y unas zapatillas del mismo color. Me recojo el pelo en una coleta baja, dejando algunos mechones fuera para darle un toque más casual, me maquillo ligeramente y estoy lista.

Solo quiero saber por qué estoy aquí. Necesito respuestas. Axel me dijo que no soy una prisionera, pero si no me deja salir, ¿qué se supone que soy? Si esto no es ser prisionera, no sé qué lo sería.

De repente, alguien toca la puerta y eso me saca de mis pensamientos.

—Adelante —digo, esperando que quien sea entre.

La puerta se abre y Axel entra. Él lleva un pantalón negro y una camisa del mismo color, con los dos primeros botones desabrochados, dándole un toque más relajado. Su presencia me desconcierta, pero me esfuerzo por mantener la calma.

—Te estamos esperando —me dice, mientras da un paso hacia mí.

Me levanto rápidamente, con una mezcla de nerviosismo y curiosidad, y lo sigo. Caminamos por el pasillo hasta llegar a una sala, donde me encuentro con un chico más, de aproximadamente la misma edad que Axel (aunque, para ser honesta, no tengo ni idea de cuántos años tiene él).

El chico tiene el cabello rubio, unos ojos verdes brillantes y una expresión que parece tallada por los mismos ángeles. No estoy exagerando, realmente tiene una belleza que no puedo ignorar.

—Hola, mi nombre es Saska —se presenta con una sonrisa mientras extiende su mano.

—Emma —respondo, estrechando su mano, aunque algo en mi interior me dice que él ya sabía mi nombre.

—Eso ya lo sabía, preciosa —dice con una sonrisa traviesa—, pero dejemos de hablar. Supongo que quieres saber por qué estás aquí, ¿no?

Me quedo en silencio, esperando a que continúe. Ellos se sientan frente a mí y yo me acomodo para escuchar.

—Bueno, lo primero es que estás aquí porque... —dice Axel, dándome tiempo para que procese lo que está a punto de decirme.

Me quedo en silencio, esperando que continúe.

—Sabes, hace mucho que te tenemos vigilada —añade Axel, mirándome de una forma que hace que el aire se vuelva más denso a mi alrededor.

—¿Pero qué...? —murmuro, sintiéndome un poco abrumada por la revelación.

—Sí, preciosa —responde Saska, con una calma inquietante—. Te vimos por primera vez en el club.

Mis ojos se agrandan, el pánico comienza a subirme por la garganta, y las palabras de Axel y Saska empiezan a sonar como una mala broma. Pero no puedo dejar de escuchar.

—Lo siento, pero no entiendo por qué estoy aquí —digo, mientras intento procesar todo lo que estoy escuchando.

—Estás aquí porque nos gustas, y al seguirte a todos lados, nuestros enemigos han comenzado a sospechar que tenemos un romance contigo y quieren hacerte daño —comenta Saska con una seriedad que no deja lugar a dudas.

—Lo siento, pero no les creo —mi voz tiembla mientras intento asimilar la información que me están dando.

—No tienes que creerlo, preciosa —responde Axel, mirando fijamente a mis ojos—. Lo que importa es que vamos a hacer todo lo posible para que estés a salvo.

Mi corazón late con fuerza, y el miedo se apodera de mí. No puedo entender si esto es una amenaza real o una pesadilla de la que no puedo despertar. La idea de que personas a las que ni siquiera conozco estén involucradas en algo tan oscuro me hace sentir aún más vulnerable.

Estoy completamente fuera de mi zona de confort. ¿Qué hago ahora?

^~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~^
Nos leemos prontito bye

Mafia con sabor a café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora