CAP-3

809 21 0
                                    


Emma

Abro los ojos lentamente, me incorporo en la cama y miro a mi alrededor. Esta no es mi habitación. Un escalofrío recorre mi cuerpo al intentar recordar lo que pasó anoche. Poco a poco, los recuerdos empiezan a aclararse: unos tipos intentaron agredirme en la calle, luego una camioneta se detuvo y unos hombres bajaron para enfrentarse a mis atacantes. Después de eso, me desmayé, y lo último que recuerdo es el rostro del chico de la cafetería mirándome con preocupación.

Dios, ¿en qué me he metido? Me levanto de la cama con la firme intención de salir de aquí cuanto antes, pero justo cuando me dirijo a la puerta, veo al chico parado allí, bloqueando mi salida.

—Deberías descansar y no intentar huir —dice con una voz calmada, aunque profunda y firme.

—Quiero irme ahora —replico, elevando un poco la voz para que entienda que no tengo intención de quedarme.

—No te dejaré ir. Si esos tipos te encuentran de nuevo, podrían hacerte daño, y no estaré siempre para salvarte, Emma —dice, mirándome fijamente.

¿Cómo sabe mi nombre? No recuerdo habérselo mencionado jamás. Lo miro confundida.

—¿Cómo sabes mi nombre? —le pregunto, mientras un ligero escalofrío me recorre el cuerpo.

—Sé muchas cosas de ti, Emma, más de las que crees. Y sé tu nombre porque voy muy seguido a la cafetería —responde, con una ligera sonrisa.

Eso podría tener sentido, aunque sigue sin explicarme por qué parece saber tanto sobre mí. ¿Será acaso un acosador? La situación se torna cada vez más incómoda.

—¿Qué clase de cosas sabes de mí? —pregunto, intentando que mi voz suene firme a pesar del nerviosismo que siento.

Él se acerca lentamente, y una sonrisa torcida aparece en su rostro.

—Oh, pequeña, sé muchas cosas. Tal vez porque estoy un poco obsesionado contigo. Pero tranquila, no te haré daño —dice, mientras sus ojos grises se clavan en los míos con una intensidad perturbadora.

¿Obsesionado? Necesito salir de aquí ya. Esto no está bien.

—Me quiero ir ahora mismo —digo, intentando mantener la calma, aunque siento que el miedo está comenzando a apoderarse de mí.

—No, no te irás. Te quedarás aquí —responde con una calma que me pone los nervios de punta.

—¿Qué? ¡No puedes obligarme! Eso sería secuestro —protesto, sintiendo que el pánico se intensifica.

—Llámalo como quieras, pequeña, pero no tienes elección. Te quedarás aquí —afirma, sin apartar su mirada de mí.

—¡No puedes hacerme esto! —grito, pero él simplemente sale de la habitación y cierra la puerta con llave, dejándome atrapada.

Desesperada, empiezo a gritar y a golpear la puerta, con la esperanza de que alguien me escuche y venga a ayudarme. Sin embargo, mis esfuerzos son en vano; no hay respuesta. Me desplomo contra la puerta, sintiéndome cada vez más atrapada y sin salida.

Al día siguiente...

Un día entero ha pasado desde que estoy aquí. Ayer, después de encerrarme, volvió a verme una vez más y me dijo que no tenía que preocuparme por ir a trabajar, que podría "tomarme el día libre". Luego, mencione que mañana es mi graduación, pero me informó que tampoco podría asistir. Dijo que enviará a alguien a recoger mi diploma y que pronto vendrá alguien más a quien debo conocer y que me explicará por qué estoy aquí.

A medida que pasan las horas, trato de encontrar sentido a todo esto, pero cada intento solo me llena de más preguntas. ¿Quién es este chico realmente, y qué pretende conmigo? Aunque me aseguró que no me haría daño, no puedo evitar temer lo peor. Todo esto se siente como una pesadilla, y solo espero poder salir de aquí pronto, antes de que sea demasiado tarde.

^~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~^
Nos leemos prontito bye

Ваш писатель

Mafia con sabor a café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora