|LICENCIA DE CONDUCIR|- 15 años
Olivia estaba sentada en el sofá con un cuaderno y dos libros a su lado. En el otro sillón se encontraba Conan, recitando los deberes que tenían para esa tarde.
La mesa de centro estaba cubierta de comida chatarra que seguro a mí no me dejarían comer nunca, o al menos no frente a mi madre, que hace unos meses se le pegó la idea de llevar una vida saludable y natural.
Olivia sonrió y golpeó con su lápiz a Conan.
De acuerdo, la estaba espiando. Pero no era mi culpa que después de besarnos hace más de un año ella no haya hablado del tema.
Volvíamos a la relación de antes, esa de los buenos días y aquí no ha sucedido nada. Ya ni siquiera sabía si tenía celos, había fingido estar interesada en otras, pero Olivia me ignoraba y seguía con su vida.
Incluso, tuvo un novio.
Me costó mucho admitirlo, pero al final tuve que hacerlo.
La verdad estaba frente a mis ojos y yo me vendaba para quedar ciega, me gustaba Olivia y no podía evitarlo.
Aún la odiaba, a final de cuentas era una intrusa en mi casa aunque la conozca de niña, pero por otro lado era inevitable no sentir ese hormigueo en la piel cada vez que ella sonreía o cuando su mirada se iluminaba y demostraba lo feliz que era.
No era bueno para mi salud mental, me desvelaba pensando en por qué ya no me hablaba.
Tampoco lo era para mi sistema nervioso y respiratorio, mi corazón se aceleraba de una manera increíble cuando estaba cerca de ella y me faltaba el aire cuando ella me decía todas las mañanas "Buenos días".
Algo andaba mal conmigo.
Hace unos años me habría aventado del segundo piso por la ventana hasta que mi cabeza sangrara y recobrara la razón, sin embargo, ahora no me importaba demasiado.
Estúpido amor que no controlaba a las personas, ¿hacer que me enamorara de Olivia? Estúpido, estúpido, estúpido. Y ella volvió a sonreír y dejé de pensar por unos cuantos minutos.
-¿Espiando a tu amor?- salté del susto al oír la voz de Dylan en mi oído. Como estaba en las escaleras, rodé hasta llegar abajo y chocar con un ruido seco contra el suelo.
-¿Qué fue eso?- escuché que preguntó Olivia.
No alcancé a levantarme antes de que Conan y Olivia llegaran hasta donde yo había caído. Tirada en el suelo, con el cabello sobre el rostro y con Dylan diez escalones más arriba riéndose, no era un buen momento para que me viera. Sin mencionar que ella ya sabía como lucía cada mañana, esto era peor.
Conan me ayudó a pararme, Olivia se quedó mirándonos y no movió ni un dedo. A veces su actitud me molestaba. No tenía ninguna enfermedad contagiosa ni tampoco la iba a morder si me tocaba.
-Gracias, Conan- le dije cuando me quitó el cabello del rostro.
-De nada. Aunque me gustaría saber como fue que te caíste.
-Porque es torpe, se tropieza con sus propios pies- dijo Olivia. Auch. Eso dolió. Fue un comentario frío y tosco. Ni una mirada, ni una emoción. Agarró a Conan del brazo y se lo llevó de regreso al sofá para continuar haciendo los deberes.
-Amargada- dije en voz alta para que ella lo alcanzara a escuchar.
-Reprobada- golpe bajo por parte de Rodrigo.
-Castaña tonta- contraataqué. A parte de los saludos matutinos, teníamos una pequeña rutina que se daba en casos especiales como estos: pelearnos como niñas de seis años por una tontería.
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𝑴𝒂𝒓𝒓𝒚 𝑴𝒆 | 𝑶𝒍𝒊𝒗𝒊𝒂 𝑹𝑜𝒅𝒓𝒊𝒈𝑜
Romance-Y por todo ese cariño que te tenemos, Olivia- dijo mi padre, radiante con su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión. -Queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños, la mano de...