Capítulo diez.

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Yeonjun estaba comenzando a disfrutar pasar tiempo en el salón de pintura.

O bueno, en realidad disfrutaba pasar tiempo con Beomgyu en el salón de pintura.

Parecía que cada día que pasaban juntos se conocían más y empezaban a sentirse cada vez más cómodos con el contrario, y eso obviamente ayudaba con las tutorias porque Beomgyu había dejado esa idea casi errónea que tenía de Yeonjun siendo un patán.

Yeonjun sabía que era el tipo de alumno que frustraba a cualquier profesor, por eso le alegraba que Beomgyu fuera su tutor, él además de enseñar muy bien tenía mucha paciencia con Yeonjun, o había aprendido a tenerla.

Aunque no era tan bueno que Beomgyu fuese su tutor, porque a veces se distraía demás viéndolo pintar mientras se suponía que tenía que estar respondiendo las preguntas de los trabajos teóricos, pero es que Beomgyu se veía demasiado lindo concentrado, incluso ya había notado el pequeño hábito que tenía de morder su labio inferior cuando se concentraba mucho.

También había algo que no podía evitar hacer y es que siempre terminaba soltando algún comentario o haciendo algo solo para molestarlo, y es que Beomgyu no solo lucía lindo cuando estaba concentrado, sino que también cuando estaba enojado, su rostro se ponía de un adorable tono rojo y su nariz se arrugaba mientras un puchero se formaba en sus labios.

Mierda, Yeonjun había visto a mucha gente intentando verse tierna y eso solo le daba un poco de vergüenza ajena porque se notaba demasiado forzado, pero Beomgyu era naturalmente tierno y ni siquiera lo notaba.

- Hoy finalmente te puedo decir que hemos acabado con los trabajos teóricos -dijo Beomgyu con una sonrisa mientras aplaudía felizmente.

Beomgyu extendió ambas palmas para que Yeonjun chocará los cinco, pero éste tenía otras intenciones. En lugar de eso, unió sus palmas y entrelazó sus dedos, atrayendo a Beomgyu hacia él, el azabache chocó contra su pecho y rápidamente su rostro se volvió rojo.

Carajo, Beomgyu seguramente sabía lo que hacía y se aprovechaba de lo débil que era Yeonjun, porque no podía lucir jodidamente besable cuando se quedaba con la boquita un poco abierta por estar sorprendido.

- Hey, ¿Qué haces? Sueltame -dijo mientras hacía un puchero y fruncia el ceño.

Yeonjun soltó sus manos, pero solo para poder atraparlo entre sus brazos.

- Dime que estás orgulloso de mí -finalmente habló, viendo como Beomgyu luchaba para ser soltado.

- ¿Qué eres? ¿Un perro?

- Vamos, dilo. Yo sé que lo estás, sé que cuando me viste en la primera tutoria creíste que no iba a lograr nada.

- Mira, en la primera tutoria tenía una muy mala imagen de ti, así que no me juzgues -se justificó.

- No lo haré bebé -con aquél apodo se ganó la mala mirada del menor-. Vamos, dilo -insistió.

Beomgyu tomó una gran bocanada de aire y la soltó lentamente.

- Sí, la verdad si estoy orgulloso de tí Yeonjun -admitió, ganándose una gran sonrisa por parte de Yeonjun.

Y Beomgyu no podía creer que una sonrisa brillará tanto.

- Ahora dame un beso.

- ¡Yeonjun!

- Bueno, al menos lo intenté.

Luego de que Yeonjun soltará a Beomgyu y éste le diera un golpe en el brazo (muy bien merecido según el azabache), ambos se sentaron en una de las mesas.

- Uno de los primeros trabajos que nos hicieron hacer fue pintar un paisaje, más que nada para que nos relacionaramos con las pinturas y pinceles -explicó-. ¿Está bien si empezamos con eso?

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⏰ Última actualización: Jun 01 ⏰

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