Cap-16

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Ethan

Al fin iba a quitarme estas ganas que me  tenían loco y que en las últimas tres noches apenas me dejaban pegar ojo. Me follaría a Bárbara, y iba a volver a ser Ethan Anderson, hombre sin sentimientos por ninguna mujer, ni por nadie. Claro está, que ninguna mujer me ha dicho que no y ella no ha sido la excepción.

Estaba tan excitado que la urgencia de entrar en Bárbara era notable. Por unos segundos me quedé observando sus redondos pechos cubiertos por su sujetador, se veían tan perfectos, justo como me encantan, así que la empecé a besar aún con más ganas con besos salvajes, mientras ella me desabrochaba el pantalón y yo tiraba todo lo que estaba encima de la mesa hacia el suelo. Le empecé a quitar con desespero su sostén dejando a ver mejor sus pechos y después con mi mano izquierda la atraje más a mí.

—Dios.... Bárbara... eres jodidamente perfecta. —musité sin dejar de besarla, subiendo mi mano hasta su cabeza agarrando su cabello.

—Señor Anderson, su padre a subido a verlo. —La voz de una mujer me interrumpió desde el teléfono de la empresa.

¡Rayos! Me alejé rápido de Bárbara.

—¿Por qué carajo no lo haz detenido? —Grité con obvio enfado.

—Lo siento Señor es que.... —Desconecté el teléfono, ya no tenía caso que me dijera nada.

—¿Qué sucede? —interrogó Bárbara con la respiración entrecortada.

—Tienes que salir de aquí. —Le respondí mientras me abrochaba el pantalón apurado.

Ella aún sin entender nada, siguió mi orden y se empezó a poner la ropa. ¡No entiendo que mierda hace mi padre en la empresa! ¡Justo hoy!

Bárbara intentó ayudarme a arreglar la mesa, pero yo la interrumpí.

—¡Vete de aquí ahora! —No quería hablarle así, pero si mi padre la veía aquí conmigo, iba a ocurrir lo mismo que con Lia. Ella me miró seria sin articular palabra, tomó los documentos que le había dado antes y salió de la oficina, tirando la pierta detrás de ella. Estaba seguro que la había cabreado, pero en momentos como este, no tenía tiempo para darle explicaciones.

No pasaron dos minutos y ya mi padre estaba tocando la puerta. Gracias, que yo ya había acomodado todo.

—Pasa. —Ordené mientras preparaba dos copas de vino y un hombre alto muy elegante, con una perfecta barba y cabello bien peinado negro, entraba a mi oficina.

Fingí una sonrisa y fuí a estrechar la mano con él.

—Ethan, Ethan, si no vengo a verte para saber de ti, no te preocupas por tu querido padre. —Tomé la copa de vino y se la entregué.

—Tengo muchas cosas importantes que resolver en la empresa, tal vez es por eso. —Le dije mientras me sentaba en uno de mis muebles, cruzando mis piernas.

Él soltó una carcajada y luego se sentó al frente de mí.

—¿Resolviste el problema de la mujer de antes? —Ya yo ni me acordaba y tampoco quería hablar de eso.

—No hay nada que yo no resuelva. —Respondí enseguida, para darme un trago de la copa de vino— ¿Qué te trae por aquí?

—¿No puedo venir a ver a mi hijo? —Interrogó contemplando mi oficina.

El Placer de una Lágrima[Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora