Cap-11

134 34 4
                                    

Esta noche había sido muy loca, mejor dicho, mi vida es una locura desde que conocí a ese hombre llamado Ethan y quién ahora es mi jefe debido a mi estúpido trabajo en España por esa bruja que solo me quería ver así como estoy.

Si tan solo pudiera correr el tiempo atrás y haber escogido estudiar medicina, para ser médico como mi familia quería, si tan solo todo esto fuera un sueño. ¡Pero no! Esto es todo lo contrario, ya he visto dos muertes desde que llegué a New York y ahora me encuentro discutiendo con mi presunto jefe, quien no aparta su mirada de mí y eso me hace sentir más débil frente a él.

—Vamos, espero tu respuesta Ethan —lo miré desafiante.

El dudó por un momento y luego miró al frente para arrancar el auto.

Me sentí más aliviada, pero tampoco entendía porque no me podía responder esa pregunta.

Luego continuó haciéndo llamadas y yo proseguí a encender mi celular el cual tenía la pantalla rayada debido a lo de antes y lo primero que ví fue una llamada pérdida de la bruja de mi jefa y además un mensaje, que decía:

"Señorita Beltrán, ¿por qué no responde mis llamadas? Le recuerdo que cada viernes debe enviarme un informe sobre lo que realmente fue a hacer allá en Estados Unidos, lo espero lo antes posible"

¡Carajo! dije a mis adentros ya cabreda.

¿Por qué no me podían dejar en paz? ¿Por qué mi vida se había convertido en una reverenda mierda, como lo es ahora?

Tragué saliva y miré a Ethan como manejaba, sus brazos aguantaban el volante con precisión y firmeza haciendo que sus venas se hicieran más notorias, tenía su vista concentrada al frente con sus ojos de cazador, mientras seguía haciendo llamadas y ¡dios! ¿Qué carajos me estaba pasando?

Al pasar los eternos 15 minutos juntos mi jefe, llegamos a mi hotel ¿Cómo él sabía que era aquí donde me alojaba?
Bueno eso era lo que menos me importaba, solo quería llegar meterme a la alberca en un baño espumoso y relajarme, para así olvidar todo lo ocurrido.

—Gracias —le expresé y luego baje del auto.

Él solo siguió serio y arrancó su auto para retirarse. No sé porque pero esperaba que me dijera algo.

Llegué a mi habitación y me sentía más relajada.

La pinta con la que había salido no tenía nada que ver con la que había llegado. Me tiré en la cama mirando al techo y volví a abrir mi celular para mandarle el mensaje que la Bruja había solicitado.

Querida Señora Rodríguez.

"Le informo que hasta ahora no ha pasado nada por lo que sentirse alerta. El Señor Anderson, es una persona muy profesional y de negocios. Mi permanencía acá en New York ha sido muy tranquila y placentera. Me va muy bien en el trabajo que usted me consiguió y nadie ha sospechado nada. No se preocupe que cualquier problema yo la llamo.
Cordiales saludos de la Señorita Beltrán."

Sí, así de hipócrita era yo con esta bruja. Pero no sé porqué no le dije lo que verdaderamente pasaba, que el Señor Anderson era un asesino, que yo había estado en un tiroteo, que estaba teniendo sentimientos prohibidos que ni yo entendía por mi jefe.

—¡Esto me vuelve loca! —grité histérica.

Luego me desvestí y me metí a la alberca, con la intención de relajarme.

                           Ethan

Le había dado el día a Bárbara pues necesitaba descansar de ella, me hacía sentir cómodo he incómodo al mismo tiempo. Así que decidí salir y distraerme un rato, pues luego tenía que ponerme a investigar que había ocurrido en Hawái.

El Placer de una Lágrima[Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora