SAN

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"Hmmmm.....", murmuras, mirando el móvil. Al acercarse por detrás, tu novio te besa la mejilla y luego apoya la barbilla en tu hombro. "¿Qué es hmmmm?", te pregunta, echando un vistazo a lo que estás leyendo. "Hmmmmm......" vuelves a decir, burlona, fingiendo tapar lo que estás mirando. Te apoyas en él y giras la cabeza para sonreírle. "Estaba hablando con mi otro novio. Nada que ver contigo". "¡Oye!", gruñe y vuelve a empujarte contra él. "No me hagas quedarme en casa castigándote", te dice, acariciándote la nuca.

"Sannie, como si alguna vez... tú fueras todo el hombre que necesito". Dices, dándote la vuelta para besarle mientras le rodeas el cuello con los brazos. Sacudes la cabeza ante su sonrisa de suficiencia y le abofeteas la nariz. Sus brazos tiran de ti y disfrutas de la sensación de sus brazos alrededor de tu cintura. "¿Has oído hablar alguna vez del uso libre?", le preguntas y él arquea una ceja. "¿Eh? ¿Qué es eso?", pregunta ladeando la cabeza. Es tu turno de enarcar una ceja y sonreír.

"Significa que dos personas se dan permiso mutuamente para tener relaciones sexuales, cuando una de ellas quiere. Incluso si la otra persona no está de humor en ese momento", le dices, transmitiéndole lo que habías deducido leyendo algunos artículos al respecto. "¿Oh? Espera...", dice él, con los ojos un poco más grandes. Te muerdes el labio mientras él se toma un momento para procesarlo. "¿Tú... estarías de acuerdo con eso?", pregunta, mirándote con escepticismo.

"Bueno, por supuesto que hablaríamos de ello y de las cosas que no están bien, pero... sí. Creo que suena un poco caliente..." dices, ruborizándote un poco. Él sonríe, mordiéndose el labio también ante tu expresión. "Bueno, entonces... vamos a tener una pequeña charla entonces...."

Y así es como te encontraste una mañana, despertando junto a tu novio medio desnudo, sabiendo que ambos no necesitáis estar en ningún sitio. Él había estado pasando largas horas en la sala de prácticas y en el gimnasio y vosotros no habíais tenido mucho tiempo juntos. Por una vez teníais el fin de semana para vosotros y una cita planeada....pero tu mente volvió a esa conversación sobre el uso libre.

Mirando su forma dormida, te acurrucas detrás de él, apretando tu cara contra su cuello. Habías echado de menos su olor. Debe de haber llegado tarde mientras dormías después de ducharte. Olía tan bien.... Piensas mientras tu mano rodea su cintura y recorre sus firmes abdominales hasta llegar a su musculoso pecho. Cuando tu mano roza su pezón, él murmura suavemente y se mueve un poco. Como no quieres despertarlo todavía, mantienes la exploración hasta que su respiración vuelve a ser tranquila. Aprietas los labios contra la piel de su hombro, dejas que tu pulgar roce de nuevo su pezón y sonríes al ver cómo se tensa. Deslizas ligeramente los dedos por su pecho y luego por su vientre, disfrutando de todo el trabajo que ha hecho en su cuerpo, y te encuentras jugando con la cinturilla de sus calzoncillos.

No puedes evitar dudar un instante, pero entonces recuerdas vuestra conversación anterior y sonríes. Dejas que las yemas de tus dedos se deslicen por debajo de la banda elástica y rozas su cadera y el hueso pélvico, admirando su cuerpo con tu tacto. Oyes su respiración entrecortada mientras abres la mano y frotas la palma a lo largo de su cuerpo. Incluso durmiendo, has conseguido que se le ponga semidura y te lames los labios mientras enroscas los dedos a su alrededor. "Sannie...", murmuras, y él gime suavemente mientras lo acaricias. "Deseo tanto tu polla, San..." le susurras al oído y sus caderas se mueven ligeramente mientras agarras la base de su polla, disfrutando de cómo se endurece en tu puño.

"Póntela bien dura para que pueda cabalgarte...", le dices mientras le besas el hombro y el cuello. "Gime suavemente mientras le tocas los huevos con la mano. Puedes notar cómo se tensan a medida que se excita. Al deslizar la mano por él y sentir la humedad de su semen, te apartas un poco y lo tumbas boca arriba. Te alegras de llevar sólo una camiseta de San, sin bragas, y te colocas encima de él, a horcajadas. Mirando su forma dormida mientras está indefenso debajo de ti, sientes que tus paredes se estrechan. "Joder...", siseas, admirando su torso desnudo. Le tocas los pezones con las manos y subes hasta sus anchos hombros.

Mientras asientas tu dolorido núcleo sobre su longitud, no puedes evitar frotarte a lo largo de él, burlándote de ti misma. Otro pequeño gemido se escapa de sus labios entreabiertos y sus manos buscan instintivamente tus piernas mientras se mueve un poco por debajo de ti. "Deja que yo haga el trabajo, San...", susurras, levantándote para agarrarlo y guiarlo hasta tu ansiosa entrada. Cuando bajas y lo metes dentro, jadeas cuando te estira. Hacía una o dos semanas que no teníais tiempo para intimar y lo estabas deseando. Te quitas la camiseta y la tiras mientras te tomas tu tiempo.

Necesitas todo lo que llevas dentro para no sentarte sobre él inmediatamente. Querías verlo despertarse lentamente mientras lo cabalgabas, ver cómo se le aclaraban los ojos al verte follarlo. Lentamente te acomodas a su alrededor, saboreando cada centímetro de él empujando tus estrechas paredes, y gimes audiblemente. Ves cómo echa la cabeza hacia atrás y sus dedos aprietan suavemente tus muslos, sus ojos se arrugan un poco ante la sensación.

"Oh Sannie, te sientes tan jodidamente bien..." gimes suavemente, ajustándote para poder deslizarte arriba y abajo sobre él mientras usas sus hombros para agarrarte. "Oh, joder, sí...", gimes un poco más fuerte mientras cabalgas sobre él. "Le oyes gemir y sonríes, acelerando un poco más el ritmo. Al tenerlo así, completamente sometido a tu voluntad, te aprietas con rapidez y tienes que aflojar un poco para no correrte antes de tiempo. Sin embargo, cuando sus cejas se fruncen debajo de ti, decides que sería una buena forma de despertarle.

"Sannie... voy a utilizarte y a correrme en tu enorme polla, ¿no quieres mirar?", susurras, frotando tu pulgar sobre su labio inferior. "Mmmm.... Quieres...", gime él, y tú empiezas a botar un poco más rápido, inclinándote un poco para rozarte con él, y la fricción te hace sentir la familiar tensión en el abdomen. ¡Sannie! Voy a correrme en tu enorme y sexy polla, nena", gritas, y ves cómo abre los ojos, un poco impresionado y mucho de lujuria, mientras contempla tu cuerpo desnudo cabalgándole. "¿Cariño...?", chilla, y entonces sus ojos se ponen en blanco mientras tú lo rodeas con fuerza, sintiendo cómo tu orgasmo se desata al verle despertarse así.

"Te voy a llenar de semen", grita, y tú le rodeas con las piernas. "Dámelo todo, San... ¡nena, por favor!", gimes y sientes cómo otro orgasmo te desgarra, apretándote a su alrededor mientras levantas las caderas de la cama. "FUC...", consigue decir antes de apretar la mandíbula y presionarte con fuerza contra la cama, intentando llegar lo más profundo que puede mientras estalla dentro de ti. "Dice algo ininteligible mientras tú te retuerces debajo de él, clavándote en sus hombros mientras aguantas, sintiendo cómo bombea hasta la última gota de tu interior. Se retira para empujar de nuevo, haciéndote gritar. Lo observas mientras introduce los labios, su rostro se contorsiona mientras lo hace de nuevo, y luego una vez más, asegurándose de vaciar todo lo que tiene.

Una vez que ambos se relajan y él se desploma sobre ti, te acurrucas contra él y te enroscas alrededor de su figura más grande. "Te susurra besándote el cuello, la barbilla y la boca. Se aparta para mirarte y se ríe cuando escondes la cara. "¿Ahora eres tímida?", te pregunta, y tú asientes contra él. "Awww...but nena... Me ha encantado despertarme así. Eres tan sexy... joder.... No puedo esperar a hacerte lo mismo..." murmura en tu oído y jadea mientras tú te aprietas contra él al pensarlo. "Te hace cosquillas y no puedes evitar soltar una risita.

Por mucho que te avergonzaras en ese momento, no podías esperar a que él te sorprendiera de la misma manera.


RAINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora