XV

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Pasaron varios días desde nuestra discusión y pese a compartir habitación y vivir en la misma casa, no había visto a Tom prácticamente para nada, a excepción de las noches y las clases que compartíamos, en varias de ellas incluso se había cambiado de lugar para no estar junto a mí. No había considerado nada de lo que me dijo el día que peleamos hasta que lo sacó a flote. Jamás me había preguntado si a él le importaba que lo criticaran, que dijeran que él me amaba de una manera ajena a lo fraternal (aunque esto era cierto, también lo era que no podíamos revelarlo), pero es que no podía culparme si toda la vida me había acostumbrado a esto, a ser lo más especial para él, a sentirme una estrella y no solo eso sino la más brillante. Pero tal vez yo mismo debía hacer un análisis de todo lo que Tom había hecho por mí y todo lo que significa para mi desde siempre, la hermosa persona que es, su inteligencia, que incluso cuando tiene miedo saca su lado más valiente, su dedicación su amor, que ha sido la mejor persona con la que la vida pudo unirme para nacer y para amarnos, estaba siendo egoísta, probablemente llevaba diecisiete años siéndolo.

Sin duda esta pelea me estaba sirviendo para darme cuenta de muchas cosas, iba a hablar de esto con Tom una vez que él decidiera volver a arreglar nuestra relación.

Me dediqué a estudiar la mayoría del tiempo, en ocasiones extrañaba la vagancia y las drogas con los amigos, pero necesitaba asegurarme de quedar en la universidad y sobre todo tener un alto puntaje para asegurarme de obtener alguna beca y que mis papás estuvieran tranquilos. Mi padre biológico me dijo que si Bill y yo quedábamos en las carreras que deseábamos él trataría de enviarnos algún apoyo ocasionalmente, pero esto no era seguro ni nos garantizaba una cantidad significativa para nuestros estudios.

Durante estas semanas de arduo estudio, sexo nulo y masturbación ocasional más que alivio sentía estrés, leía y leía pero que nada se quedaba en mi cabeza, a mi parecer el tiempo se pasaba volando pero sin algún provecho. Apenas iniciaba el lunes en la escuela y en un abrir y cerrar de ojos el viernes estaba de vuelta frente a mí. Sentía que tratar de retener toda la información que leía era como tratar de atrapar la lluvia con las manos, me sentía inútil y solo, como un tonto, contrario a lo que me gustaba mostrar y por supuesto, percibir de mí mismo, pero sobre todo a la deriva.

En las semanas que me mantuve alejado de Tom , traté de mantener el contacto con Andreas solo para saber lo que pasaba con mi hermano, pero Andy intebtaba entablar conversaciones sobre el tiempo que pasamos distanciados, sobre lo que le gustaría que hiciéramos juntos y ahí fue cuando vi lo obvio, Andreas Gühne estaba enamorado de mí. Esto implicaba tener que rechazarlo y que él se quejara con Tom y que ellos se acercaran todavía más. O podía significar que me divirtiera un poco con él, pedirle que no dijera nada a Natalie y molestar a Tom para que se amigara nuevamente conmigo.

Cada día se me hacía eterno sin él y no me había atrevido a dar el paso y ser yo quien lo buscara, tal vez porque casi siempre él lo hacía o propiciaba el momento y lugar para arreglarnos. La soledad era el sentimiento más recurrente en esos momentos. Nada tenía un sentido ahora.

Mi rutina era estudiar con Nat algunos días a la semana e inventar alguna excusa para ir directo a mi casa y encontrarme con Tom, pero cuando se dio cuenta dejó de ir directamente a casa, lo busqué en la biblioteca, en la escuela, pregunté a Gühne, Geo y Gus, pero casi nunca tenían idea de dónde podía estar Tom. Me hacía desesperar, pero ahora por orgullo no pensaba buscarlo.

Cuando Bill se dio cuenta de que estaba en casa por las tardes estudiando y comenzó a hacer lo mismo, supe que su intención era que le pidiera disculpas o que buscara una tregua, pero esto no iba a pasar.

Todavía me causaba enojo siquiera estar con él por más de veinte minutos seguidos, eso aunado al silencio al estudiar, me ocasionaba un estrés innecesario. Siempre que salían de la mochila de Bill regalos que Natalie le daba, o cuando alguna nota sobresalía de sus libros y cuadernos, sentía la sangre hirviendo, porque seguían juntos y él quería que yo fuera quien se disculpara.

ALLES WAS ICH BINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora