Un Radical Cambio

Capitulo 15

*narra Guillermo*

¿Que acabo de decir? Lo estoy provocando mas, y lo último que quiero es que terminen mal las cosas, o peor en este caso. Justo en ese momento llaman a la puerta. "Ufff chaval..."

—Rápido, ponte algo de ropa –mientras va a paso rápido a la puerta.

—¡Samuel! –Doy un pequeño grito para que no escuche quien estuviese afuera de la casa —amárrate esto a la cintura –mientras le tiro un sweater mío y con una mano me tapo con la sabana

—pero que coj... ¡Vale ya capté! –mientras se lo ubica por la cadera, no iba a dejar que saliese con "eso" asomado -date prisa Willy!

Con una prisa que no es ni medio normal busque alguna ropa, ¡mierda es Luzu! ¿Qué quiere el tío? Solo escucho sus pasos y Samuel tratando de detenerlo. Con este eco en la casa podrías escuchar hasta una mosca, justo se abre la puerta.

—¡eh tío! ¿Qué sucede? -"suena normal, suena calmado" me repito mentalmente

—pues vamos de compras. Se los dije anoche que saldríamos temprano, espero que no se hayan quedado tan tarde en "sus cosas"

—No hicimos nada –la cara de pánico de Samuel no era normal.

—¿Y tú que tienes que andas casi que temblando? –mientras mira a Samuel, la va a cagar, lo estoy viendo

—Que el tío quiso ver una película de terror a altas horas de la noche y quedo traumado –paso entre ellos, actuando de una forma tan casual que me sorprende no haber muerto de un paro cardiaco. —¿Y adivinen quien tuvo que calarse los gritos de niña? Si, este pringao

—¡Vale! –Luzu está a punto de soltar una carcajada —bueno, en media hora los pasamos buscando para ir a comprar los muebles que tanto faltan

Cuando se escucha la puerta principal cerrarse, Samuel no evita en un suspiro tirarse sobre el mueble

—¡Eh! Por nada, para eso estamos los amigos –solo levanta la mirada hacia mí y se pone las manos en la cabeza —¿por qué tan nervioso?

—Tío no lo sé. El que salva las situaciones incomodas siempre soy yo, bueno gracias –lo que quería escuchar

—bueno olvídalo. Solo cámbiate de ropa que aunque no lo creas, aquí las tiendas abren muy temprano.

—¡Vale!... Willy... Te quiero –Que cambio de humor tan repentino

—Si Vegetta yo también. ¡Levántate prianga'o!

Luego de compras los muebles y algunas herramientas para montarlos que fue de hecho algo rápido, el caos se vino al esperar a que llegasen los muebles y nosotros poderlos montar

—Willy si dejas la camarita por un momento y me ayudas con esto sería muy bueno

—Pero no eras el que sabia como se hacía como se pone y como va. Deja de quejarte y trabaja

—voy a clavarte el destornillador en donde qué se yo

—Te escuche Vegetta...

Por fin terminamos -terminó Samuel- con las mesas y las sillas. No eran tan difícil si se seguían por las instrucciones pero él es tan inteligente que a tomar por saco las instrucciones y se puso a hacer el tonto. Ya la casa se sentía mas un lugar hogareño y todo, había que decirlo, pero Samuel quería a juro y porque sí, probar la nueva cocina. Diría que no pero por la pereza que da salir a comer, no me quedaba de otra, era eso o no comer

—Bueno Vegetta... No esperes comida de restaurant –si sé cocinar, pero tampoco tenía mucho gusto que digamos

—Tranquilo Willy, con que cocines tu me vale –que el tío ha esta cariñoso este día, creo que me estoy sonrojando así que mejor me concentro en lo mío