Capitulo 25

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Narra Guillermo

No me creo que Alex haya dicho eso, o bueno sí. Pero en frente de nuestras narices y de esa forma tan... Es que si no fuese mi amigo le daría un guantazo. Es mi mejor amigo pero eso duele, que te rechacen. Hasta a Samuel se le nota lo cabreado... Mierda

—Ahora si Willy. No te creo ni una puta palabra así que dime si son pareja tú y Vegetta. –momento y ese cambio tan repentino, no le gustaba y ahora no me cree. Madre mía no sé qué hacer -Solo responde si o no

—Ehm... –no sé cómo reaccionar, aparte que si lo hago soy lento. Hasta para una pregunta tan simple

—Estas dudando, eso es malo para una relación –estoy flipando en colores, estoy casi que riendo en serio

—Está bien, si Alex. Pero lo que tu...

—Lo sé. Lo siento pero era la única forma de cerciorarme. Pero tranquilo que te apoyare siempre en lo que sea –poniendo su mano en mi hombro —Lo que sea

—Vale... -justo en ese momento se acerca Samuel y en ese momento me dan ganas de abrazarlo y besarlo. Saber que por lo menos con Alex no podría fingir. Pero la voz de Alex me silencia

Iríamos a ver a Mangel y Rubius que han llegado, en el taxi íbamos hablando Alex y yo de nuestras cosas, tiempo sin estar cerca de uno de mis mejores amigos. Mientras Vegetta estaba o con su móvil o mirando el paisaje.

—Creo que está molesto

–Habla con el luego, ocupare su habitación y ustedes quedan en una. Tranquilos que yo soy sueño profundo y oídos sordos así no tendrán problema...

–¡ALEX! –eso sí que avergüenza, y si se le cuento no se lo creerá

—Si te quiere te aguantara más que un hermano y te esperara más que por un juego. Lo sé de experiencia

-Le decían el poeta -soltando unas risas escandalosas, aunque tenía un poco de razón

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El recuentro entre todos fue muy bueno, por fin. Alex, Rubius, Mangel, Vegetta y yo; en Los Angeles, aunque faltasen otras personas pero por ahora estábamos bien. Mangel estaba un poco mas cariñoso conmigo, siempre lo era pero estaba vez se notaba claramente. Me había extrañado.

Rubius también estaba cariñoso a su modo, su modo de abrazos y besos. Estaban los dos sobre mí, recibiendo grandes dosis de "cariño". Pero de reojo pude ver a Samuel, con una cara que me daba mucho a que pensar. Disgusto, molestia... ¿Celos? ¿En serio? No me lo cre...

—¡Vegetta! ¿Que haceh alli como pringa'oh? Vente pa'cá –y Vegetta con una sonrisa se unía al abrazo grupal, una sonrisa falsa es lo que demostraba.

El día transcurrió con normalidad, bueno para mí. A pesar de estar en constante "compañía" me sentía solo, solo sin la compañía de Samuel. Que se mantenía al margen de nosotros, dándole más importancia a su teléfono y con un "estoy bien" de respuesta a todo. Obviamente nada "estaba bien"

Luego de un día agotador por fin llegamos a casa. Alex se quedaría en mi habitación y Samuel conmigo. Esperaba saber que le sucedía a él, esperaba que me lo dijese

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Me quedaría a dormir esta noche no con mi novio, bueno si es que el aún me consideraba suyo. Ese sofá que por buena suerte se dormía bien, el cual justamente ayer nos besábamos, nos decíamos cariños y nos dejamos los sentimientos. Se sentía extraño no tenerlo cerca abrazándome... La había cagado

Tan pronto como deje aparto mis problemas y me concentre en tomar un sueño, caí al instante en un sueño que necesitaba. Sentía unos brazos, es imposible no saber cuáles, los de Samuel. No sería todo, no sería el fin. No iba dejarlo así por simples idioteces mías y celos suyos.

No sabía que el amor podría hacer tanto, hacerte sentir en el cielo y también en el infierno, sonreír y llorar, gritar de emoción e incluso cometer tonterías, tonterías que llenaban de felicidad.

Desperté abriendo los ojos de forma lenta, sintiéndome aprisionado por unos brazos, esos brazos de mi sueño, brazos que no quería dejar ir. Unas lágrimas salieron de mis ojos y un suspiro bastante audible se escuchó de mi boca

—Lo siento... –me decía a mí mismo, sintiendo como la culpa recaía en mí. Sentía no ser suficiente para Samuel, que habría chicas o incluso chicos mejores que yo

—Perdóname –su voz hizo estremecerme, llenarme de felicidad, tristeza y duda. ¿Perdonarlo porque? si el no había hecho nada. Todo es mi culpa por no ser valiente —Es mi culpa por no confiar en ti

Volteando mi posición hasta quedar frente a ese chico. Sus facciones son perfectas, su poca crecida barba, sus ojos marrones, su nariz tan mona y yo... ¿Que tenía yo?

—¿Porque sigues conmigo? –salió de mis labios directamente a su cara, manteniendo el contacto visual con él —Sinceridad por favor

—Tú... -haciendo una pausa mientras entrelaza sus dedos con mi cabello - me aguantas, con mis chistes malos, con mi simetría, con mis cabreos y aun sigues aquí -y un suspiro salió de su boca como queriendo soltar algo -me has hecho superar temores, probar cosas nuevas. No quiero perderte, quiero que seas mío pero... Discúlpame

"Grandes sacrificios significan grandes recompensas"

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—Es decir, que ustedes ya son... ¿Pareja?

—Novios –concluí respondiendo a la pregunta de Ruben

—MI novio –agrego Samuel acentuando en el "MI" a la vez que tomaba mi mano

—¿Y a nosotroh no noh vah a dejah un poquitoh eh? –decía Mangel haciendo un pequeño puchero

—Mmmm... Vale. Pero me lo cuidan –haciendo que entre todos saliese una carcajada. Ese era el ambiente que tanto extrañaba, cuando estábamos todos juntos en España.

Esa sensación de poder ser como realmente es con mis amigos, sentirme seguro, en confianza... No sentir miedo. No volvería a ocultar mis sentimientos, mi personalidad; no ocultaría a Samuel y gritar que EL, ese chico era mi novio

Sabíamos que esto no sería como un cuento, que habría cosas mejores y mucho peores.

—En las buenas y las malas

—Mientras sea contigo

—¿Confirmamos?

—Confirmamos

Un Radical CambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora