Capitulo 4

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Narrador omnsciente:

—¡Profesor! ayuda, Amelia y Marlene estas peleando.

El ceño de hombre frunce, no esperaba ver a la señorita Amelia en ese tipo de actos, desde que termino con su "Gran" novio, debia admitir que su rendimiento horroso en su materia habia mejorado, aún así queria que su rendimiento en esta materia fuera aún mejor que en las otras.

El vuelve a la realidad para ir tras el estudiante, al llegar donde esta el revuelo de la pelea en su rostro se aprecia la sorpresa.

Amelia tenia su pie sobre la cabeza de Marlene, esta tenia su cabeza precionada contra el piso mientras de su nariz botaba sangre.

—Eres una sucia.—La insulta Amelia con rabia.

—Tu solo eres una ridicula ardida, Sirius sera mío.—Responde esta para sonreir

 —Puedes quedarte con el, sabes, son tal para cual, un perro para una perra.—Ameliasuelta una risa sinica para apretar la presión sobre la cabeza de esta, asi causando que la otra rubia suelte un quejido.

—Amelia, sueltela.—Habla la voz grave del hombre, cusando que toda la atención se vaya hacia el.

Los ojos azules candentes de Amelia pasan a observar a Tom, y este logra ver la rabia más que obvia en estos, ese brillo sediento de venganza.

Ella la patea en una costilla, soltandola para despues tomarla del cuello para acercarse a su oido y susurrarle.

—Esto no se quedara así Marlene, no sabes quien soy ni mucho meno de lo que soy capaz, te humillare tanto que cada que mencionen tu despreciable nombre se reiran de ti.

Marlene le proporciona un fuerte golpe en su labio, asi causando que sangre empiece a salir del labio inferior de Amelia.

Esta se pone de pie para limpiar con su dedo del medio la sangre, asi mostrandoselo a la rubia que aún seguia en el piso.

Tom la observaba con sus ojos azules chispeantes, sus ojos se paseaban entre los labios cubiertos de sangre y sus dedos, tambien cubiertos de este liquido rojizo.

El no era un hombre que se dejara llevar por sus instintos, en cambio, sabia controlarlo muy bien, pero algo se removio en el al ver a Amelia de esa manera, con su pelo rubio desordenado, sus ojos brillantes por la rabia y sus labios y dedos cubiertos de sangre.

Se veia jodidamente preciosa.

—Amelia, por favor, sigame.—Habla el hombre para presionar levemente su brazo, así logrando terminar de llamar la atención de ella.

La profesora Minerva se acerca a Marlene, levantandola y llevandosela consigo, mientras Amelia se dirigia a la enfermeria junto a su profesor.

El de ojos azules observa con curiosidad a Amelia, notando lo tranquila que se encontraba esta en dirección a la enfermeria.

Ella sabia que tenia un castigo, pero era lo que menos le importaba en esos precisos momentos.

Al llegar a esta, una mujer empieza a curarla, presionando un algodon lleno de alcohol en su labio, causando que esta suelte un quejido casi inaudible, despues de eso tambien pasa un algodon en un aruñetazo que tenia en su mejilla izquierda.

Al terminar de curarla la mujer sale de la enfermeria, dejandolos solos.

—No la imaginaba haciendo este tipo de escenas, Amelia.

—Jamas imaginaria lo que soy capaz de hacer profesor, por cierto, suena muy bien mi nombre salido de sus labios.

El hombre la observa para negar con su cabeza de manera juzgativa.

—Podrian echarla.—Dice el arregañadiente.

—Dumbledore no seria capaz de hacerlo profesor, y si no lo tiene claro, se lo recordare yo justo ahora.

Amelia se baja de la camilla para salir de la enfermeria.

—Señorita Grindelwald, tenga mucho cuidado con lo que hace, ¡Deberia aprender a controlar sus emociones!—Dice el tras ella.

Lo que el no sabia era que Amelia sabia muy bien como controlar sus emociones, y tenia muy en claro que parte de ella mostrar.

Amelia entra rapidamente en la oficina de Dumbledore, llamando la atención de este.

—Señorita Grindelwald, justo estaba a punto de llamarla.

—¡Que coincidencia, director!—Habla ironicamente ella.—Creame que precisamente por eso estoy aquí.

—Bueno señorita, la escucho.

—Supongo que ya a de saber sobre el nuevo rumor, ¿Verdad?

El hombre asiente lentamente.

—Cuenteme las razones.

—Ella me provoco y yo respondi director, pero eso no es lo importante ahora, lo importante es, ¿Como tomara las cartas en el asunto director?

—Las dos tendran un castigo.

—Cuenteme, ¿Que castigo?

El hombre se queda observando fijamente al vacio para despues volver a hablar.

—La biblioteca de su oficina es un desastre, ¿Verdad Tom?

—Si director.

—Perfecto, entonces usted señorita, se encargara de organizar la biblioteca de la oficina del director, y ademas vera algunas clases extras en sus tiempos libres de esta materia, creame que es muy notorio su desempeño perfecto en todas las materias menos en esta.

Ella asiente.

—Estoy de acuerdo, pero quiero que a Marlene la ponga a limpiar los baños de todo el castillo.

El hombre se queda en silencio.

—No creo que a mi padre le guste ver como una estudiante cualquiera es capaz de aruñetar y romper el labio de su preciada y unica hija y no pagar unas minimas consecuencias. Creame, no solo se encargara de desaparecer a Marlene, si no tambien vendria aquí y no creo que precisamente a hablar.

El hombre suspira para asentir.

—El castigo de la señorita Marlene sera limpiar los baños de todo el colegio.

—¿Ve lo facil que es entendernos director?, no cuesta nada.

—El castigo sera apartir de mañana.

—Perfecto director, espero pase una bella tarde.

—Por favor Tom, acompañela hasta su sala común, no queremos más accidentes.

Ella suspira cansada.

—No necesito que vigilen director.

—Es por su bien señorita, ademas, necesito que su relación profesor y alumna mejore,  es desagradable ver el ambiente de incomodidad que se siente en el ambiente cuando estan juntos.

Ella asiente para salir del despacho sin esperar más.

—Por favor Tom, no la pierda de vista, estara junto a ella 24/7, es una orden.

Tom asiente tenso para despues ir tras Amelia.

La verdad era que la chica tenia una personalidad bastante problema, era el tipo de chica que decia su opinión sin interesarle lo demas, era inteligente y astuta, logrando siempre su cometido.

Y ya Tom lo habia notado, era sorprendente el como habia logrado manipular sin dificultad alguna a Dumbledore.

...

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