Amelia Gridelwald:
Amelia acababa de salir de su entrenamiento de Quidditch, así que habia desidido dirigirse a la oficina de Tom, no lo veía desde el incidente en su habitación, y la rubia moria por sentir sus labios.
Cuando iba a entrar a su oficina pudo notar que la puerta se encontraba entre abierta, con curiosidad ella se asoma, pero se encuentra algo que la deja totalmente congelada.
Era Tom, y se estaba besando con una chica, la misma chica con la cual lo habia visto la vez pasada.
Ella deja salir un pequeño suspiro mientras unas cuantas lagrimas empiezan a deslizarse por sus mejillas. Los ojos azules de Tom se encuentran con los de ella.
Ella rapidamente quita la mirada y sin dudarlo un segundo más a pasos acelerados decide irse, necesitaba a Alia, y necesitaba largarse a cualquier lugar.
En su recorrido choco con un pecho fuerte, al levantar su mirada se encontro con un rostro bastante atractivo.
Ojos azules y cabello rubio.
Lovegood.
Era el hermano mayor de Alia.
—Oye, ¿Estas bien?—Pregunta observandola con su entre cejo fruncido.
—Si, si...¿Y tu hermana?
—En la sala común de Ranvenclow, ¿Por qué?
—La necesito.
—Si gustas puedo acompañarte. Para que puedas entrar y no haya problema.
—Por favor.
Mientras caminaban en dirección a la sala comun Amelia sentia como sus ojos se llenaban de lagrimas, su corazón dolia, dolia y mucho.
La imagen de ver a Tom besandose con esa mujer se repetia una y otra vez.
¿Era así con todas?
Acaso era ella una más del montón.
Entonces lo que Tom sentia por ella era solo deseo y pasión...Y ella no entendia por qué le dolia tanto. Si eso tambien era lo que ella buscaba.
Jugo con un arma de doble filo, y termino apuñalandose.
Habia sido una estupida.
Ni siquiera habian llegado a tener sexo. Ella ni siquiera alcanzo a ser una chica de una noche para el.
Ella no habia sido nada.
El rubio dijo la contraseña, pero Amelia estaba segura que no habia entendido absolutamente nada.
Al entrar se encontro con su mejor amiga, Alia automaticamente se puso de pie y su rostro se lleno de preocupación.
¿Acaso tan mal se veia?
—Vamos a tu habitación, por favor.—Pide Amelia, tratando de esconder su nudo en la garganta.
Alia asiente rapidamente para tomarla de la mano y guiarla a su cuarto. Al entrar Amelia deja escapar lo que estuvo tratando a guardar y rompe en llanto.
Se recuesta sobre la puerta para dejarse caer en el piso.
—¿Que sucedio?—Pregunta Alia sentandose en el piso junto a ella.—¿Quien te lastimo? ¿Fue Sirius? ¿Fue Remus? ¿Que te hicieron?
Ella cierra sus ojos mientras niega.
—No fue ninguno de ellos.
—¿Entonces? ¿Fue tu padre?
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Entre Aulas
RomanceAmelia, una joven con un magnetismo especial hacia los problemas, despierta el interés del frío y serio profesor Tom Riddle. A pesar de su firme compostura, la enigmática personalidad de la rubia de ojos azules lo atrae de manera irresistible, desat...