Matías no podía respirar.
O mejor dicho, podía, pero cada respiración requería muchísimo esfuerzo, porque su rostro estaba enterrado en la almohada y él estaba aplastado debajo de algo grande y pesado.
Antes de que el pánico se asentara en su soñolienta mente, un aroma familiar golpeó sus fosas nasales. Enzo. Por supuesto que era él.
Matías expiró aliviado y casi se echó a reír. Todo este tema era algo bizarro. Alivio es lo último que debería sentir en esta situación. No podía ser tan estúpido como para pensar que estaba a salvo con este hombre, sin importar el fantástico sexo que habían tenido anoche.
Pensar en la noche anterior ciertamente no ayudaba con su erección matutina. Tampoco lo ayudaba que la barba de Enzo raspara la piel sensible de su mejilla cada vez que respiraba. ¿Y eso era...? Sí, esa larga dureza presionada en su trasero era inconfundible.
Mordiéndose el labio, Matías escuchó con atención. Enzo todavía estaba dormido, su respiración era lenta y pareja. Estaba estirado sobre Matías, pesado y firme en las partes correctas. Su cuerpo era musculoso, el cuerpo de un hombre en su cúspide, nada parecido a los cuerpos de los tipos de su misma edad con los que Matías generalmente se acostaba.
Cielos, todo era tan injusto. Matías siempre había tenido debilidad por los hombres mayores y en forma, idiotas, figuras de autoridad, hombres que parecían poder aplastarte sin siquiera sudar y Enzo representaba todas esas cosas. Era como si Enzo fuera la mezcla perfecta de todas las cosas malas que no deberían atraer a Matías, pero lo hacían.
No debería haber dejado que Enzo lo follara. Debería haberse alejado cuando Enzo le dio la oportunidad; Matías lo sabía. Solo que no había querido pasar otra noche escuchando los gemidos de alguna tipa. Era él quien había provocado esa erección en Enzo. Era suya.
Genial. Al parecer ahora se estaba volviendo posesivo con al erección del tipo. Lo cual no era, para nada, descabellado.
Matías se retorció un poco, intentando sacudirse a Enzo y salir de la cama, pero era inútil. No solo no lo había logrado, sino que tanto retorcerse solo lo excitó, y Matías se encontraba sonrojado y jadeante debajo del cuerpo de Enzo, inseguro ahora de querer levantarse o no. Olvidemos eso, obviamente sí quería -apenas podía respirar y se sentía pegajoso por dentro y por fuera- pero su estúpido cuerpo traidor estaba perfectamente feliz de quedarse donde estaba, debajo del hombre que lo tenía secuestrado, quién sabrá por qué motivos.
Se retorció otra vez sin demasiado entusiasmo y su aliento quedó atrapado en su garganta cuando la erección de Enzo asomó entre sus mejillas, atrapada al sobre su agujero.
Enzo gruñó y se tensó contra él, su respiración ya no era estable. Unos dientes rasparon el cuello de Matías.
—Hochu yobnut tebya, маленький¹ —dijo Enzo en ruso, con su voz todavía ronca por el sueño. —Hochu trahnut tebya bez rezinki.²
Matías se estremeció. No había entendido todo lo que había dicho Enzo, pero la idea general era bastante clara: Enzo quería follarlo sin condón, y había usado algunas de las palabras sucias rusas para decir "follar". No fue las palabras lo que lo sorprendió; fue el hecho de que Matías lo quisiera también, y eso lo agitó bastante. El sexo sin condón era la más profunda forma de intimidad, algo que requería una total confianza en la pareja. Matías nunca dejó que nadie lo follara sin uno. Desearlo con este hombre era una locura. ¿Estaba loco?
Profundamente incómodo, Matías murmuró.
—Me estás aplastando.
Luego de un momento, Enzo rodó apartándose y se puso de lado, apoyándose en un codo.
Respirando, Matías volteó la cabeza hacia él. Enzo lo observaba atentamente, sus ojos mieles todavía algo desenfocados por el sueño, barba oscura enmarcando su mandíbula.
Matías se preguntaba cómo se sentiría esa barba contra sus muslos.
—Ni siquiera lo piense —dijo, tratando de no comerse con su mirada los anchos hombros y el pecho musculoso de Enzo. —No dejaré que me folle sin condón. Nunca se lo permití a nadie.
La comisura de la boca de Enzo se torció.
—¿Ese es un honor reservado para tu "hombre perfecto"?
Allí definitivamente había un borde burlón cuando había dicho la palabra "perfecto".
Matías frunció el ceño.
—Puede que sí, o puede que no. Pero un hombre que toma a una mujer distinta cada noche, definitivamente no.
El bastardo de hecho sonrió.
—Eres lindo cuando te pones celoso —Antes de que pudiera decirle cuan ridículo era, Enzo se inclinó y lamió la comisura de los labios de Matías. —Ve a lavarte los dientes. Quiero besar tu bonita boca.
—Su aliento mañanero tampoco huele exactamente a rosas.
Matías se quejó, aunque el aliento mañanero de Enzo estaba bien.
—Los villanos tienen ciertas libertades —dijo Enzo, con el rostro serio. —Está escrito en "Cómo ser un Villano para Principiantes", última edición.
Matías no pudo contener la risa.
Enzo se lo quedó viendo con una expresión extraña.
—Tienes treinta segundos para cepillarte los dientes, chiquito. Luego vas a regresar, chuparme la lengua y sentarte en mi polla.
Fue más que vergonzoso cuan rápidamente Matías rodó fuera de la cama y se dirigió directamente al baño.
Por lo menos, Matías se consoló después, tuvo la suficiente fuerza de voluntad como para insistir en un condón.
Era un pequeño consuelo.
Glosario:
¹ Quiero romperte pequeño.
² Quiero joderte sin condón.
La de actualizar seguido no me la sé 😭
Pero voy a demorar en los siguientes capítulos, aunque trataré al menos de subir dos capítulos en los días que pueda actualizar, perdón la demora
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(Iɴ)ᴄᴏʀʀᴇᴄᴛᴏ | ᴇⁿᶻᵒ ˣ ᴍᵃᵗⁱ́ᵃˢ
ActionDonde Enzo es una persona horrible, pero Matías igual se enamora. Adaptación Matienzo.