ᴠᴇɪɴᴛᴇ

488 60 23
                                    

Enzo se sentó frente a su escritorio en su oficina de Suiza, ojeando los titulares de los periódicos británicos que Paula le había traído. Su mirada se quedó atrapada en la primera página de uno de ellos. Una fotografía.

—¿Algo interesante? —dijo.

—No realmente —respondió Paula. —El funeral fue hace tres días. El SIS Británico sospecha de grupos organizados de criminales colombianos, pero no hay evidencias hasta ahora.

Enzo zumbaba.

—Ambos sabemos que no las habrá. López no es un aficionado.

Paula alzó las cejas.

—¿Desde cuándo te has vuelto tan amistoso con él? La última vez que lo comprobé, lo despreciabas.

—Tiene sus usos —dijo Enzo. Una sonrisa divertida adornó el rostro normalmente serio de Paula.

—Sí, hacer el trabajo sucio por ti, pensando que está siguiendo su propia agenda.

Enzo le dio una mirada inexpresiva.

—Recalt lo embaucó. Yo solo ayudé a López a averiguarlo.

—Por la bondad de tu corazón, por su puesto.

No valía la pena comentar nada, así que no lo hizo.

—No pensé que realmente lo harías matar —dijo Paula.

Enzo se encogió de hombros.

—No puedo decir que esté triste por la muerte de Recalt, pero no puedo tomar crédito por ello. Lo dejé a la discreción de López. No tengo tanta influencia en él, de todos modos.

Esperaba que López fuera algo bruto con Recalt, no que lo matara. Había sido un error de cálculo de su parte.

Quizás por eso no había sentido ninguna satisfacción particular cuando le informaron de la muerte de Recalt.

Los labios de Paula se retorcieron.

—Es muy raro que esté de acuerdo con López. El mundo está mejor sin ese traidor de mierda —sacudiendo la cabeza, Paula se volteó para irse.

—Paula.

Se detuvo y lo miró inquisitivamente.

La mirada de Enzo regresó a la fotografía del funeral.

—Descubre quién es ese hombre —dijo, empujando el periódico sobre el escritorio para que pudiera verlo. —Todo sobre él.

—¿Cuál? —preguntó Paula, sin que se le mueva una pestaña.

Estaba acostumbrada a peticiones más extrañas. Era una Ex agente de la KGB con entrenamiento, después de todo. Muy poco podría perturbarla.

Enzo se reclinó en su asiento.

—El que tiene un brazo alrededor del hijo de Recalt.

Ella le lanzó una mirada afilada.

Él encontró su mirada con constancia.

Pero ella no cuestionó sus órdenes. Siempre fue más culta que Vlad. Aunque era mayor que Enzo, por quince años, y lo había conocido por mucho más tiempo que Vlad -había sido anteriormente guardaespaldas de su padre- Paula nunca se permitió a sí misma hablar tan libremente como Vlad. Enzo sabía que ella lo apreciaba, pero era profesional hasta la médula.

Cuando Paula se fue, Enzo se acercó al periódico. Miró con detenimiento la fotografía nuevamente. El muchacho no parecía particularmente destrozado por la muerte de su padre. Considerando lo que Enzo sabía sobre Recalt, no podría decir que estuviera sorprendido.

Matías se veía... diferente. Su cabello lacio estaba estirado y recogido detrás, su rostro pálido y en blanco, sus oscuros ojos serios.

Enzo encontró su propia mano aferrada al reposabrazos. Arrastró la mirada, enfocándose en el hombre alto que tenía un brazo alrededor de los hombros del muchacho y le estaba susurrando algo al oído de Matías. Lucía más que amistoso.

Arrugando el periódico con sus manos y arrojándolo a la basura, Enzo apretó los labios.

Recalt estaba muerto. El muchacho ya no era revelante. Cualquier plan que Enzo hubiese tenido con respecto al muchacho ya no era revelante. No necesitaba ninguna información del hombre que tenía sus manos sobre...

Disgustado, Enzo se interrumpió su tren de pensamientos.

Quizás Vlad tenía razón después de todo. Esto era inaceptable.

Su teléfono sonó.

—Encontré la información que me pediste —dijo Paula cuando respondió. —¿Quieres que te envíe el archivo?

A veces deseaba que Paula no fuera tan eficiente como lo era.

—¿Enzo? —dijo cuando no respondió.

—No —dijo. —Solo hazme un corto resumen.

—Agustín Pardella —dijo Paula—. Veintinueve años, Jefe del departamento de Gestión de Riesgos en Grayguard. Es la empresa de servicios financieros más importante del Reino Unido.

—Conozco Grayguard —dijo Enzo. —Conocí a Arthur Montgomery. Continúa.

—Considerando todo, ha hecho una carrera impresionante, y parece haberlo logrado sin hacer enemigos. Según dicen, es firme en sus creencias, pero de trato bastante agradable. Posee una encantadora casa en Kensington y...

—¿Orientación sexual? —dijo Enzo.

Hubo un silencio en la línea.

Finalmente, Paula respondió.

—No es promiscuo, pero parece ser gay o bisexual. En una entrevista, mencionó que está buscando una relación seria.

Enzo recogió un encendedor del escritorio.

—¿La naturaleza de la relación con el hijo de Recalt?

—Parece ser algo reciente —dijo Paula luego de un momento. —Ha habido especulaciones en los medios británicos, pero no puedo confirmar nada aún...

—No te molestes en hacerlo —dijo Enzo. —No es importante.

Colgó y paso el teléfono en el escritorio, con mucho cuidado.

Luego sacó un cigarrillo de su bolsillo y giró la tapa del encendedor. Reclinándose en la silla, tomó una bocanada profunda, y luego otra.

Así que el chico finalmente había encontrado a su hombre perfecto. Bien por él.

Todo bien.




Holaus he vuelto🐿
La verdd debo una disculpa por no haber actualizado por más de 3 o 2 meses no sé, pero solo quiero decir que si seguiré con la adaptación de Matienzo y que, esto aún no acaba.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 18 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

(Iɴ)ᴄᴏʀʀᴇᴄᴛᴏ | ᴇⁿᶻᵒ ˣ ᴍᵃᵗⁱ́ᵃˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora