ᴛʀᴇᴄᴇ

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—Recuérdale a Sergei que selle el trato con Gazprom cuanto antes —dijo Enzo, sin levantar la vista de su computadora. —Espero un informe detallado a fin de mes. ¿Alguna noticia de Anna?

Vlad dudó, preguntándose si debía decirle a Enzo lo sorprendida que estuvo Anna por su ausencia en las negociaciones. Usualmente, Enzo era bastante adicto al control.

Pero entonces otra vez, nada era jodidamente normal por aquí últimamente.

—Está haciendo todo lo que puede —respondió Vlad, decidiendo no hacerlo. El humor de Enzo podía ser impredecible. —Ella dijo que las negociaciones van razonablemente bien.

Enzo tarareó.

—¿Algo más?

—Recibimos a algunos investigadores del Servicio Secreto de Inteligencia Británico.

Enzo levantó la mirada.

—¿Otra vez?

Vlad asintió,  frunciendo el ceño.

—No parecen sospechar nada, no tienen nada que nos incrimine, pero están solicitando una reunión contigo. Por lo que dicen, hace un mes, fuiste la última persona con la que Matías Recalt se reunió antes de su desaparición.

—Ya le he dicho todo lo que sé a la policía rusa —dijo Enzo, aplastándolo con una mirada inexpresiva. —El SIS¹ puede preguntarles. ¿Por qué me molestas con esto?

Vlad frunció los labios.

—¿No crees que deberías acordar una reunión con ellos? ¿Para disipar cualquier sospecha?

—Soy CEO en múltiples corporaciones de todo el mundo —dijo Enzo lentamente, como si estuviera hablándole a un niño pequeño. —Mis citas son reservadas con meses de antelación. Sería demasiado sospechoso si conviniera a una solicitud extraoficial, considerando que, supuestamente, apenas conozco a la persona desaparecida y pasé un total de cinco minutos en su compañía. Tengo una coartada a prueba de balas.

—Sí, pero... quizás Recalt les ha dicho sobre el coraje entre ustedes —dijo Vlad. —Si lo hizo, ellos sabrían que tienes un motivo.

—Guillermo Recalt perdería mucho más que yo, si hablara. —dijo Enzo antes de regresar su mirada a la computadora. —Puedes irte.

Cuando Vlad no se movió, Enzo alzó la vista nuevamente.

—¿Algo más?

Vlad se mordió el interior de la mejilla.

—No tengo todo el día, Vlad —dijo Enzo.

—Ha pasado más de un mes desde que tenemos al muchacho. —dijo Vlad, con voz entrecortada. —Y aún no lo has utilizado.

Enzo clavó sus ojos en él.

Vlad tragó, recordándose que él era lo más parecido que Enzo tenía a un amigo desde la muerte de Misha.

—¿Me estás pidiendo que te explique mis motivos? —Enzo dijo por fin, en un tono bajo y aparentemente casual.

Vlad lo conocía mejor.

—No, para nada —dijo rápidamente. —Es solo que... estoy preocupado. Cuanto más lo mantengamos aquí, será un mayor riesgo de seguridad. Al menos déjame moverlo a una posición más alejada y segura... Quizás a la casa de seguridad cerca de Omsk. O...

—No.

Vlad esperó, pero cuando no hubo ninguna explicación adicional, apretó los dientes. No era que pensara que tenía derecho a conocer todos los proyectos de Enzo, pero esta cuestión era en realidad su trabajo. Se suponía que fuera informado sobre cualquier riesgo potencial a la seguridad, y el muchacho que actualmente estaba encerrado en la habitación de Enzo sería un mayor riesgo de seguridad cuanto más se quedara en la casa, apenas en las afueras de San Petersburgo.

Mientras que Vlad confiaba en la lealtad de sus hombres, él no se engañaba a sí mismo pensando que las traiciones eran imposibles.

—Pero... —intentó de nuevo. —El muchacho...

Enzo se lo quedó mirando.

—El muchacho no es asunto tuyo. Puedes irte.

Asintiendo con fuerza, Vlad salió de la habitación.

Una vez de regreso en el centro de control, se sentó en su silla y miró fijamente a los monitores de vigilancia.

Luego de un momento, tecleó el código de acceso en el teclado, y emergieron las imágenes de la cámara de seguridad en la habitación del muchacho Recalt.

El chico estaba tumbado en la cama, leyendo un libro. Vlad frunció el ceño; no pensó que hubieran libros en aquella habitación.

Se quedó mirando la pantalla un poco más, desconcertado por lo cómodo que se veía el chico, para alguien que estaba cautivo.

Vlad estaba a punto de apagar la pantalla de seguridad cuando el chico de repente levantó la vista del libro, mirando hacia la puerta.

Descartando su chaqueta, Enzo se acercó a la cama y levantó la cabeza del muchacho. El mocoso de Recalt lo miró fijo, con los labios haciendo pucheros.

La mandíbula de Vlad se desencajó cuando el muchacho prácticamente saltó sobre Enzo y lo besó, enroscando sus piernas en la cintura de Enzo.

Así que el muchacho era un homo. Ahora tenía sentido por qué Vlad se sentía raro en torno a él.

Burlándose, Vlad esperó a que Enzo empujara al maricón y le metiera un puñetazo en la boca. Excepto que Enzo le devolvió el beso, afirmando sus manos en el trasero del chico.

Qué mierda.

Que jodida mierda.

Cuando Enzo tiró al chico sobre el colchón y se trepó sobre él, Vlad apagó la transmisión y se quedó mirando la pantalla en negro.

Sabía que algo estaba ocurriendo cuando Enzo dejó de follarse cualquier tipa, pero nunca habría adivinado esto luego del regaño que había recibido de Enzo por estar algo distraído con ese maricón.

Maldito hipócrita, Vlad pensó sombríamente, con una sensación apretada enroscándose en la boca de su estómago.







Glosario:

¹ Servicio Secreto de Inteligencia Británica.


Uno más 🦅

(Iɴ)ᴄᴏʀʀᴇᴄᴛᴏ | ᴇⁿᶻᵒ ˣ ᴍᵃᵗⁱ́ᵃˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora