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─ ¿Q-qué? ─ La voz de Mina salió cargada de incertidumbre ¿Por qué ahora? Sus manos comenzaron a temblar ligeramente

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─ ¿Q-qué? ─ La voz de Mina salió cargada de incertidumbre ¿Por qué ahora? Sus manos comenzaron a temblar ligeramente.

─ Mina... ─ Chaeyoung notó aquello y, con la mayor suavidad que una persona podía, sujetó sus manos. En ese momento, una oleada de un cálido sentimiento envolvió a la nipona. Era el sentimiento de estar en casa. ─ Tú eres por quien he estado esperando toda mi vida.

─ Chaeyoung ¿No me estás mintiendo? ─ Cuestionó la mayor, mirando fijamente a los ojos color café de la rubia. Chaeyoung, con una sonrisita, negó con la cabeza. Nunca había estado más segura que en ese momento.

─ Jamás te mentiría, Minari. ─ Todo rastro de la ansiedad que corría por la  venas de Mina, murió en manos de Chaeyoung, justo bajo su tacto. La pelinegra cerró sus ojos, disfrutando el sentimiento que iba asentándose en su corazón. No iba a mentir, se sentía como tocar el cielo con las manos. Lentamente abrió los ojos al escuchar nuevamente la voz de la menor decir: ─ Mina, realmente quiero hacer algo... ¿Puedo?

─ Puedes hacer lo que quieras de mí. ─ Respondió casi en un suspiro, notando la tímida mirada de Chaeyoung sobre sus labios.

─ Entonces, ¿me permites esto? ─ Chaeyoung preguntó con una suavidad que parecía pintar el aire con calidez. Su aliento rozaba apenas los labios de Mina, creando una conexión invisible pero palpable entre ambas.

Mina sintió su corazón latir con fuerza, como si estuviera a punto de saltar de su pecho. Las palabras de Chaeyoung resonaban en su mente, llenándola de una sensación de seguridad que nunca antes había experimentado. Asintió con un gesto apenas perceptible, dejando que su confianza en la rubia guiara sus acciones.

Con un susurro apenas audible, Chaeyoung cerró la brecha entre ellas, uniéndolas en un beso lleno de ternura y anhelo. Fue un encuentro de almas, un momento en el que el universo parecía detenerse para celebrar su conexión.

El beso fue como un eco de sus emociones más profundas, un eco que resonaba en cada fibra de su ser. Mina sintió como si estuviera flotando en un mar de colores, envuelta por la luz y el calor del amor compartido. Sus labios se movían en perfecta armonía con los de Chaeyoung, explorando el territorio desconocido pero acogedor del amor mutuo.

Cada caricia, cada roce, era una afirmación de su unión, una promesa de estar juntas en cada paso del camino. Los latidos de sus corazones se sincronizaban, creando una melodía única que resonaba en el silencio de la habitación.

El mundo exterior parecía desvanecerse, dejando solo a Mina y Chaeyoung en un universo propio, donde el tiempo se detenía y las preocupaciones se desvanecían. Estaban perdidas la una en la otra, envueltas en una espiral de amor y deseo que las llevaba más allá de las palabras y los pensamientos. Solo el susve chasquido de sus besos se podía oír en la habitación.

Cuando finalmente se separaron, el brillo en los ojos de Mina y Chaeyoung iluminaba la habitación con una intensidad que parecía rivalizar con la luna. Estaban radiantes, embriagadas por el sentimiento de estar completas, de haber hallado a su otra mitad.

ᴏɴᴄᴇ ʏᴏᴜ ꜱᴇᴇ ᴛʜᴇᴍ | ᴍɪᴄʜᴀᴇɴɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora