☆ 04 ☆

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─ Que raro

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─ Que raro. Ya no respondió... ─ Murmuró Chaeyoung al ver que a la mañana siguiente aún no recibía respuesta de aquel usuario. Decidió restarle importancia y seguir posteando cosas, conversando con otras personas.

A pesar de tener un grupo con quien hablar de esas cosas, Chaeyoung seguía sintiéndose incomprendida. Su mayor temor era que en cualquier momento podría cruzarse con su alma gemela pero no habría chance de que la reconociera, pues no vería ningún cambio, no se daría cuenta. Ese miedo nadie parecía comprender.

La rubia decidió dar un paso atrás y dejar su computadora de lado, despejando su mente un poco de toda la idea de las almas gemelas.

Hoy le tocaba turno matutino en su trabajo, una biblioteca local que pertenecía a su abuela y, ahora, había pasado a ser suya. Le gustaba ese lugar, ya que tenía muchos recuerdos al haber crecido visitando a su abuela al trabajo, escuchando miles de historias y conociendo incontables personas que pasaban tiempo allí.

─ Chaeyoung, estos libros los trajeron a devolver durante la tarde de ayer y aún no he tenido tiempo de acomodarlos ─ habló Lily, la joven que de vez en cuando ayudaba como voluntaria. Era una muy buena chica, siempre atenta y divertida ─ ¿Será que puedes acomodarlos tú? Tengo que irme, tengo clases particulares.

─ Adelante, Lily. No te preocupes, ve. Las clases son más Importantes. ─ Respondió Chaeyoung, revolviendo los cabellos oscuros de la menor, quien sonrió en agradecimiento para luego tomar su mochila e irse del lugar, despidiéndose moviendo su mano alegremente en el aire. La mayor rió ante su actitud juvenil. ─ Ay, esta niña.

El resto de la mañana Chaeyoung se pasó el día sumida entre libros, historias y algo de polvo que cubría los estantes más viejos de la biblioteca. "Tal vez venga bien algo de limpieza por aquí", pensó mientras pasaba su dedo sobre la madera envejecida de los libreros.

A medida que Chaeyoung se sumergía en el trabajo en la biblioteca, la tranquila atmósfera del lugar se convertía en su refugio. Los libros, testigos silenciosos de innumerables historias, ofrecían un consuelo familiar que la ayudaba a distanciarse momentáneamente de sus inquietudes sobre las almas gemelas.

El sonido suave de las páginas, el crujir de las tablas del suelo y el tenue murmullo de los visitantes ocasionales formaban una sinfonía que resonaba en la biblioteca. Era un recordatorio constante de los innumerables mundos contenidos entre las páginas, cada uno con sus propias emociones, aventuras y misterios.

Al ir acomodando los libros, Chaeyoung se topó con una vieja edición de poemas, desgastada por el tiempo pero llena de encanto. Al abrir sus páginas, se sumergió en versos que contaban historias de amor, pérdida y esperanza. Decidió abrirlo y elegir alguna al azar y, cómo no, aquel pareció resonar con ella.

"Si vinieras a mí
con un rostro que no he visto,
una voz que no he escuchado,
aún así te reconocería.
Incluso aunque siglos nos separaran,
aún así te sentiria.

ᴏɴᴄᴇ ʏᴏᴜ ꜱᴇᴇ ᴛʜᴇᴍ | ᴍɪᴄʜᴀᴇɴɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora