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─... Y así, pequeña, fue como conocí a tu abuelita Chaeyoung. ─ Explicó Mina con dulzura mientras sus envejecidas manos acariciaban el rostro de la pequeña niña que se encontraba sentada en sus piernas.

─ Wow~ ─ La niña de ojitos felinos movió sus piernitas con emocion mientras el asombro se reflejaba en su rostro. Realmente amaba escuchar las historias que su abuela le contaba. A sus cortos seis años, realmente no comprendía del todo aquel asunto sobre las almas gemelas, pero en su familia siempre corrió la leyenda como una historia real. Digamos que le hacía ilusión algún día vivir una historia así de romántica como sus abuelitas o como sus mamás. ─ ¿Y mami también vió colores cuando conoció a mamá?

─ Apuesto que sí, Haerin. Así como yo lo hice cuando conocí a Chaeyoung. ─ La nipona acarició los oscuros cabellos de su nieta, depositando un corto besito en su frente. Una radiante sonrisa se formó en el rostro de la pequeña.

─ ¿De qué color es eso? ─ Preguntó señalando hacia su peluche preferido, el señor Bigotes. Mina sonrió enternecida y negó suavemente con la cabeza.

─ No sabría explicartelo, Haerin.

Haerin hizo un puchero y miró a su abuela con esos ojos de gatito que podrían convencer a cualquiera de regalarle hasta las estrellas. ─ ¿Por qué? ─ Preguntó con un pequeño rastro de tirsteza.

Mina, con una sonrisa llena de nostalgia, simplemente respondió: ─ Porque ya hace un tiempo que no puedo ver colores. ─ La niña frunció el ceño, no comprendiendo. La nipona rió. ─ Pero hay algo que sí te puedo decir.

La mayor cargó a la pequeña en brazos y, con algo de dificultad, caminó con ella hasta el patio delantero de su casa. La brisa fresca de la mañana se colaba entre sus cabellos y la cálida luz del sol iluminaba sus rostros. Haerin sonrió al ver que los labios de su abuelita formaban una linda sonrisa.

─ ¿Ves eso de allí? ─ Preguntó señalando hacia arriba, y la niña dirigió su mirada al cielo y asintió. ─ ¿Sabes de qué color es?

─ Gris. ─ Respondió Haerin, mas Mina negó soltando una risita.

─ Sí, digamos, puede ser. Así es como lo vemos, pero en realidad es de un hermoso color llamado "azul". ─ Explicó Mina. Haerin miraba arriba con su boquita entreabierta debido al asombro. ─ Lo sé porque era el color favorito de la abuela Chaeng.

─ ¿Y el tuyo? ¿Cual era tu color favorito? ─ Curioseó la pequeña mirando a la mayor. Mina lo pensó unos segundos antes de responder.

─ Creo que... El color café.

─ ¿Por qué?

─ Ese era el color de sus ojos. Y, si la memoria no me falla, también es el mismo color de los tuyos. ─ Mina le hizo cosquillas a la pequeña Haerin, haciendo que suelte una sonora y tierna carcajada.

El sonido de un auto aparcando frente a la casa llamó la atención de ambas, sobre todo de la pequeña, quien sonrió ampliamente mientras su abuela la dejaba bajar.

ᴏɴᴄᴇ ʏᴏᴜ ꜱᴇᴇ ᴛʜᴇᴍ | ᴍɪᴄʜᴀᴇɴɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora