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En un mundo donde todos los demás niños siempre vieron en blanco y negro, Chaeyoung había crecido pudiendo ver colores toda su vida

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En un mundo donde todos los demás niños siempre vieron en blanco y negro, Chaeyoung había crecido pudiendo ver colores toda su vida. Para ella, eso era lo normal, pues siempre vió todo de esa manera, pero, cada vez que trataba de discutirlo con alguien, acababan burlándose de ella, por lo que ahora simplemente lo callaba.

En todo el mundo, sólo había una persona que parecía entendera. Esa era su abuela. Ella siempre abrazó las ideas de su nieta de que el mundo era diferente a lo que podían ver los ojos comunes, a pesar de no saber realmente el porqué. Además, afirmaba que alguna vez ella también vió el mundo pintado de tantos colores que hasta parecía absurdo ante el entendimiento humano.

Chaeyoung amaba charlar con su abuela, pues ella le contaba sobre cómo su alma gemela llegó a su vida y también cómo fue que esta se marchó. El alma gemela de su abuela había sido su abuelo.

─ ¿Y cómo es ahora, abuela? ─ Preguntó Chaeyoung, haciendo que la señora mayor ladeara un poco la cabeza en un gesto de confusión.─ Quiero decir ¿Cómo se ve la vida desde que el abuelo... partió?

La abuela de Chaeyoung, con sus ojos arrugados por el paso del tiempo pero aún llenos de sabiduría, tomó un momento antes de responder. Sus recuerdos parecían teñidos por la nostalgia de tiempos pasados, tiempos donde los colores pintaban su mundo de emociones y vivencias compartidas.

─ Mi querida Chaeyoung, la vida después de que tu abuelo partió... ─ comenzó la abuela, su voz cargada de emotividad y ternura─. Es como si el lienzo de mi existencia se hubiera desvanecido en una bruma gris. Los días ya no son tan luminosos como antes, y los colores que una vez adornaron mi mundo ahora se desvanecen en la distancia.

Chaeyoung asintió en silencio, comprendiendo la profunda pérdida que su abuela había experimentado. La idea de que el amor pudiera traer consigo un destello de color y luego desvanecerse en la sombra del duelo le parecía tan romántico y triste a la vez.

─ Pero, mi niña, eso no significa que mi vida carezca de significado o alegría ─ continuó la abuela Hyori, su voz ahora llena de determinación─. Aunque el brillo del amor de mi alma gemela se haya desvanecido, su luz aún perdura en los recuerdos que compartimos, en los momentos que vivimos juntos, y en tí, mi pequeña tigrecita. Tú tienes los mismos ojos que tu abuelo, incluso juro recordar que eran del mismo color.

Chaeyoung sonrió enternecida, observando a su abuela con admiración, maravillada por su fuerza y su capacidad para encontrar belleza incluso en los momentos más oscuros.

─ Pero abuela, ¿cómo sabes que él era tu alma gemela? ─ preguntó Chaeyoung con curiosidad─. ¿Y si todo este tiempo has estado equivocada?

La abuela sonrió con dulzura, acariciando la mejilla de su nieta con ternura antes de responder.

─ Mi querida Chaeyoung, estoy segura de que así fue. Recuerdo que la primera vez que vi a Hyunseok, se sintió tan extraño y, de repente todo se veía diferente, el cielo dejó de verse gris. De pronto era... Bueno, azul ¿Entiendes? Es difícil explicar como se ve el azul pero se siente como un suave suspiro de calma, apuesto que si miras hacia arriba, sentirás lo mismo.

ᴏɴᴄᴇ ʏᴏᴜ ꜱᴇᴇ ᴛʜᴇᴍ | ᴍɪᴄʜᴀᴇɴɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora