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Mami, me compras un helado? -pregunto la pequeña azabache al ver la heladería frente a ella, sus ojitos obsidiana brillaban mientras en su mente se imaginaba el gran helado entre sus manitas-
Lo lamento pero no, sabes que muchas azúcar puede alterar tu rendimiento y afectar tu memoria -dijo la mujer de cabellos largos y negros como la noche, sus ojos carmesí solo se obscurecieron ante la idiota petición de su hija-
Pero mami, no he comido uno desde hace muuuucho -hizo un gesto con sus bracitos mientras hacía un puchero-
Youko Yamigawa! He dicho que no, o acaso quieres sacar una B de nuevo? -Leandra no dudo en tomar la mano de la pequeña y llevársela de ahi para ir rumbo a su casa-
Aquel berrinche era poco a comparación de lo que se vendría después, quien diría que la pequeña había sacado otra B en uno de sus exámenes. Al llegar a su hogar la niña tuvo que sentarse en el comedor y hacer sus tareas aparte de estudiar 3 horas como su horario se lo exigía, ella miraba hacia la ventana y solo apreciaba a otros niños jugando y corriendo, ella se preguntaba el porque esos pequeños se divertían si se supone que deberían estudiar así como ella. Su vista se interrumpió ante el brusco movimiento de la cortina cerrándose y tapando el exterior.
Enfócate Youko, no te distraigas con idioteces -aquella mujer se fue después de terminar de hablar y la pequeña solo suspiro triste-
Al menos la cena casi se acerca -dijo la niña mientras seguía con matemáticas pero se detuvo abruptamente al escuchar el grito enfadado de su madre llamándola-