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El día era casi perfecto, la lluvia caía y empapaba todo a su paso, la gente corría con sus paraguas en mano para esconderse y resguardarse al escuchar que habría una gran tormenta ese día. Lo único que era imperfecto era un grupo de chicos golpeándose unos a otros con el objetivo de decidir quién lideraria la zona de Ikebukuro y la tendría en su lista de zonas. Ambas pandillas no desistían y cada vez la pelea era más reñida al igual que potente, pero había el problema de que una pandilla solo contaba con 15 integrantes mientras que la otra tenía 100. Todo el asunto iba empeorando al ver el potencial de los 15 de Bonten, quienes habían derribado ya a más de la mitad de la pandilla contraria llamada Jun Snakes, la desesperación adornaba las expresiones de todos en la última mencionada al ver que ya faltaba poco para caer y perder no solo ese territorio, si no 3 los cuales les había costado demasiado obtener.
Al final perdieron sus zonas y también su orgullo y dignidad, nadie pensaría que los contrarios ganarían pero si error era haberse metido con el líder de la pandilla y varios de los capitanes junto sub-capitanes. Todo había sido gloria y victoria para Bonten, estaban tan felices que nunca se percataron de la gran herida que cargaba su comandante en el abdomen gracias a la puñalada antes recibida. Se dieron cuenta en cuanto se desplomó y la sangre comenzó a brotar pintando el pavimento de un color carmín y consistencia algo espesa. Lo llevaron a un hospital donde fue llevado a urgencias y con buena suerte sobrevivió pero recibió la noticia, la terrible noticia de encontrarse débil y necesidad de salir de las peleas, lo único que lo mantenía vivo ahora debía ser cancelado de sus días al encontrarse expuesto ante la muerte si volvía a recibir una herida como esa. Su mundo se derrumbó junto a su sueño de ser el rey de Japón y llevar a Bonten a la cima como había jurado que haría, obviamente nunca dijo nada de lo notificado por el médico al no querer preocupar a sus amigos y compañeros de vida, varias puñaladas recibidas en una misma zona de su abdomen habían cobrado factura y cabe decir que causaron más daño incluso que los tres balazos que recibió meses antes.
