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Aún recuerdo los días que llegaban a ser divertidos a pesar de solo jugar con mi sombra, era rara para todos y es algo que yo misma sabía así que no pedía demasiado...solo que dejarán de mirarme como un bicho raro o algo que está fuera de sus conocimientos. Quiero que eso cambie para siempre pero hasta ahora todo lo que hacía era bajar la cabeza y aceptar los golpes destinados a mí al igual que los constantes insultos de niños mayores a mi. Mi madre trabajaba demasiado solamente para darme un buen futuro y buenos estudios pero aún así hubiera querido que me dedicará un poco más de tiempo, lo necesitaba pero no quería ser egoísta…no en ese momento sabiendo lo que se esforzaba para vivir donde vivíamos y comer día a día.
Recuerdos llegan a mi mente, un chico de trenzas y uno con un par de lentes algo desgastados, me di cuenta cuando ví los trozos de cinta pegados en sus gafas manteniéndolas unidas. Ellos me defendieron y fueron los que nunca me vieron como alguien mala o loca como comúnmente llegaban a hacerlo, me lleve bien con ellos de inmediato y decidí darles una oportunidad para plantear una amistad que con el tiempo se hizo linda. Salidas de compras, ambos tenían buenos gustos y muchas veces me consentían de más comprandome uno que otro dulce junto a demasiados videojuegos y un montón de mangas. Gracias a ellos aprendí a manejar una motocicleta y acostumbramos a tener demasiadas carreras, por consiguiente ellos eran los ganadores al principio pero al paso de los días yo me hice mejor que ellos e incluso lo admitían.
