5. Fire Club

721 62 19
                                    

Al llegar al club y sin siquiera poner un pie adentro se podía escuchar a mucha gente y la música a tope. Estaba emocionado, además porque se podía escuchar Yes, and? De Ariana Grande a todo volumen.

—Toma. —Andrea me colgó un pase en el cuello—. Esto es un vip, que no compramos antes de que vinieras —aclaró con evidente ironía.

—No se nota que son borrachas. —Me burlé.

—¿Y tú no? —Se acercó Carlotta.

No nos tardamos mucho y entramos al lugar. Te daba la bienvenida un montón de luces de tonos naranjas y rojo, pasaban por todos lados. La gente bailaba y cantaba la canción. Había un grupo de hombres bailando entre ellos, mientras que otros bailaban solos.

En primer instancia me quedé solo con las chicas, bailando un poco.

—¿Qué beneficios tiene este pase VIP? —les pregunté casi gritándoles al oído.

—Bebidas gratis, por un cierto periodo de tiempo al día, bocadillos, y la verdad no sé qué más. Eso sí, dura todo el verano así que a disfrutar —me dijo Carlotta.

La canción hacía que la vibra se elevara a niveles que nunca había experimentado. Mis primas sorprendentemente podía bailar muy bien.

Yo me limité a bailar como podía, nada exagerado.

—Muévete como nosotras —dijo Andrea mientras seguía el ritmo de la música.

—No puedo —mencioné casi gritando.

—Sigue mis movimientos.

Comenzó a mover su cadera de un lado y luego del otro. Intenté seguirle el paso, al principio me confundí demasiado, pero poco a poco pude entender cada movimiento.

—¿Así?

—Exacto... —dijo mientras alargaba la o.

Noté que varios chicos y chicas me veían, por lo que mi ego se subió demasiado.

—Te ven porque bailas feo. —Carlotta había notado lo que estaba pensando.

Los tres nos reímos. Nos acercamos los unos a otros creando una especie de triángulo. Luego de un par de segundos logramos grabarnos los pasos en nuestra cabeza creando una pequeña coreografía entre muchas comillas.

Me sentía como en esas películas de Disney, se me hizo demasiado gracioso. Nosotros seguimos en nuestro mundo, tomados de las manos. Sentía una pequeña sensación recorrer todo mi cuerpo mientras las luces se colaban en la escena y se paseaban por nuestros cuerpos.

Luego de un rato me acerqué a la barra y pedí una piña colada, las amaba.

¿Quién no ama las piñas coladas?

Habían personas que seguían llegando provocando que sentiría de forma leve calor.

—Una piña colada. Ten cariño —dijo el de barra en inglés.

—Gracias. —Lo analicé viéndolo bien, no estaba mal.

Era rubio de ojos azules, no tan mi tipo, pero podía ver que algo bueno podría salir de ahí. Me guiñó el ojo y pude sentir mis mejillas arder. Él al ver mi reacción sonrió y se acomodó el cabello.

Buscó un papel y tomó la pluma que traía en su ropa de trabajo. Volteó a ver a todos lados y se puso a escribir de forma rápida.

—Ten. Llámame si en algún momento quieres salir o no sé, divertirte. —Volteó a ver a unas chicas que estaban esperando—. Voy para allá. —Y se fue.

El Verano De Los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora